Michael Peronce - Wikimedia Commons
Manila (Agencia Fides) – Una rápida sucesión de tifones catastróficos ha llevado al presidente Ferdinand Marcos Jr. a declarar el estado de calamidad nacional durante un año. Filipinas ha sufrido recientemente devastadoras inundaciones causadas por el tifón Tino, que azotó las Visayas el 4 de noviembre de 2025. Cuando el país aún se encontraba en plena emergencia, otro supertifón, Uwan, golpeó la isla de Luzón, provocando marejadas, inundaciones y deslizamientos de tierra. El tifón Fung-wong impactó las islas del norte el 9 de noviembre, ocasionando graves inundaciones; el valle de Cagayan ha sido una de las zonas más afectadas, con tierras agrícolas, infraestructuras y áreas urbanas completamente anegadas. Alrededor de dos millones de personas se han visto desplazadas.
Estas catástrofes naturales han reavivado el debate público sobre la falta de obras de prevención y sobre la corrupción de funcionarios y empresarios que, según diversas denuncias, se han apropiado de fondos destinados a proyectos para mitigar desastres naturales, traicionando así a las poblaciones más vulnerables.
Centrando la atención en los daños en las áreas urbanas, el arquitecto católico Felino Palafox, experto con medio siglo de experiencia en planificación urbana, ha intervenido en medios como ANC News Channel para destacar que la pérdida de espacios abiertos en ciudades como Metro Manila es uno de los factores que más contribuyen a las inundaciones.
La carrera por la construcción y la conversión de espacios abiertos en carreteras y rascacielos acompaña el proceso de urbanización y el crecimiento demográfico, dado el aumento de la demanda de viviendas y desarrollos comerciales. “La conversión de los espacios abiertos en zonas edificables, aunque sea legalizada, ¿es moral? ¿Es ética? La motivación principal es el beneficio -ha afirmado-. Los espacios abiertos, recuerda, son “los pulmones verdes de la ciudad, esenciales para la captación de agua de lluvia, la interacción social y como zonas de evacuación”.
El arquitecto se ha dirigido tanto a los administradores como a los profesionales del sector, subrayando que el interés común del país es “proteger la vida de las personas y la equidad social, respetando el medio ambiente”. Solo después, ha añadido, se pueden considerar los objetivos económicos, “sin olvidar la historia, el patrimonio y la espiritualidad interreligiosa. Es necesario buscar un equilibrio entre todos estos factores”. Palafox ha apelado también a la ética profesional, que “debería guiar a arquitectos e ingenieros a dar prioridad a la salud y la seguridad de los ciudadanos y a rechazar sobornos por parte de promotores o ejecutores de los proyectos”.
(PA) (Agencia Fides 14/11/2025)