San Cristóbal de Las Casas (Agencia Fides) – La comunidad católica de Chiapas comparte su dolor y oraciones en estas horas tras el asesinato de un sacerdote indígena, párroco del barrio Cuxtitali de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. La emboscada contra el padre Marcelo Pérez Pérez, ocurrió cuando regresaba de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en San Cristóbal de las Casas, México, después de celebrar misa. Según la investigación en curso, dos sicarios en moto alcanzaron el coche en el que viajaba el padre Marcelo y lo mataron a tiros la mañana del domingo 20 de octubre.
Conocido por su trabajo a favor de la justicia y la paz en las comunidades indígenas de la región, así como por haber sido mediador en conflictos en zonas como Pantelhó, donde la violencia y la inseguridad han aumentado considerablemente y donde los grupos armados se disputan desde hace tiempo el control de la zona, el sacerdote Maya Tsotsil, de origen indígena americano y descendiente directo de los Mayas, había recibido una serie de amenazas de muerte y constantes difamaciones a lo largo de los años, debido a sus acciones y denuncias contra la actuación de los grupos armados en la zona.
Precisamente por las continuas amenazas, la diócesis de San Cristóbal de las Casas había decidido trasladarlo de la parroquia de Simojovel a la de Nuestra Señora de Guadalupe. «Chiapas es una bomba mortal, hay mucha gente desaparecida, secuestrada, asesinada a manos del crimen organizado», había dicho en una entrevista el 13 de septiembre durante una manifestación por la paz a la que asistieron feligreses de las tres diócesis de Chiapas. En agosto de 2024 aseguró que en Simojovel habían puesto un precio a su vida de un millón de pesos (algo menos de 50.000 euros), pero que bajo la protección de Dios continuaría con su proceso de paz. «Tengo un mandato divino», declaró al Sol de México el 2 de agosto de 2024.
Hijo de padres campesinos, nació en la comunidad de Chichelalhó, en San Andrés Larráinzar, Chiapas. Estudió en el seminario, se ordenó sacerdote el 6 de abril de 2002 e inició su labor eclesiástica como párroco en Chenalhó, donde tuvo contacto con los sobrevivientes de la masacre de Acteal en 1997. Durante décadas, fue activista de derechos humanos y permaneció en Simojovel durante más de 10 años. Coordinó la Pastoral Social de la Provincia de Chiapas, que incluye las diócesis de los municipios de San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez, y apoyó a organizaciones y grupos religiosos indígenas, además de encabezar peregrinaciones y actividades sobre salud, pobreza y violencia en Simojovel. También fue párroco durante 10 años en Chenalhó, 10 años en Simojovel y más de dos años en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
En 2020 recibió el premio «Per Anger 2020», que se concede a personas y organizaciones que trabajan por los derechos humanos y la democracia.
El Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, ha expresado su profundo pesar, recordando que el P. Marcelo fue uno de los primeros sacerdotes indígenas tsotsiles que ordenó. “Siempre estuvo comprometido con la justicia y la paz entre los pueblos originarios, sobre todo en Simojovel, y acompañando a las víctimas de la violencia interna en Pantelhó”, ha dicho Esquivel. Según el cardenal, el sacerdote nunca hizo política partidista, sino que siempre defendió el respeto y la justicia entre las comunidades: “Siempre luchó por que los valores del Reino de Dios se hicieran vida en las comunidades. Son los valores de verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz”.
“El P. Marcelo Pérez fue un ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad. Su labor pastoral, caracterizada por su cercanía al pueblo y su apoyo constante a quienes más lo necesitaban, deja un legado de amor y servicio que perdurará en el corazón de todos aquellos a quienes tocó con su ministerio", ha destacado por su parte la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) en un comunicado firmado por su presidente, Rogelio Cabrera López, y su secretario general, Ramón Castro Castro.
“El asesinato del p, Marcelo no sólo priva a la comunidad de un pastor dedicado, sino que también silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia en la región de Chiapas. Marcelo Pérez fue un ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad” declaran desde la CEM.
Además los obispos exigen a las autoridades que realicen “una investigación exhaustiva y transparente que esclarezca este crimen y haga justicia al padre Marcelo Pérez”, que implementen “medidas efectivas para garantizar la seguridad de los sacerdotes y agentes de pastoral”, y que redoblen “sus esfuerzos para combatir la violencia y la impunidad que azotan a la región de Chiapas” y al país en general.
La Fiscalía General del Estado de Chiapas investiga el asesinato, y desde la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de México también ha llegado un mensaje de “solidaridad con la comunidad católica y el compromiso del Gobierno de México de que no quedará impune”.