AMÉRICA/MÉXICO - León XIV en el XVII Congreso Misionero Nacional: los verdaderos misioneros “ponen la levadura del Resucitado en la masa de la historia”

viernes, 7 noviembre 2025 misión   evangelio   inculturación   papa león xiv   iglesias locales  

Puebla (Agencia Fides) - El verdadero misionero comparte “la fe como pan”. Cristo mismo lo atrae hacia sí y lo llama a “ensuciarse las manos” con la masa de la historia, para que la fe, como levadura, pueda actuar “en la historia y en las culturas de los pueblos, hasta transformarlas desde dentro”. Así lo ha recordado hoy el Papa León XIV en el intenso mensaje enviado a los obispos, sacerdotes, consagrados, consagradas y laicos reunidos en Puebla de los Ángeles con motivo del XVII Congreso Nacional Misionero de México.

El Papa, al comienzo de su mensaje, se ha mostrado feliz por la “numerosa presencia en este importante acontecimiento, pero más aún me conmueve reconocer en ustedes la generosidad con que sostienen la obra misionera de la Iglesia a través de la oración perseverante, de los sacrificios asumidos y del apoyo espiritual y material que ofrecen”.

Para sugerir las dinámicas propias e incomparables que caracterizan la obra misionera de la Iglesia, el papa León se ha inspirado en la imagen doméstica utilizada por Jesús en la parábola de la levadura del Evangelio según San Mateo, donde el Hijo de Dios dice que «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa» (Mt 13,33).

Esa levadura de la que Jesús habla – ha dicho el obispo de Roma - era distinta de las levaduras secas o industriales que hoy se emplean para hornear. En aquel tiempo, se guardaban pequeños trozos de la masa de días anteriores, ya fermentada, que, al mezclarse con nueva harina y agua, hacían fermentar todo el conjunto”.

San Jerónimo – ha continuado el Pontífice – en su comentario al Evangelio de Mateo“identifica a la mujer de la parábola con la Iglesia misma, que, con paciencia, es capaz de integrar la fe e n la historia y en las culturas de los pueblos, hasta transformarlas desde dentro”. Mientras San Juan Crisóstomo comenta que «la levadura, enterrada, no se destruye, sino que cambia todo a su propia condición».

También en México, ha recordado el Sucesor de Pedro a sus interlocutores mexicanos, la salvación traída por Jesús ha llegado a personas, grupos y pueblos según las dinámicas sugeridas por el mismo Cristo con sus parábolas. Así “la levadura del Evangelio llegó en manos de pocos misioneros. Eran las manos de la Iglesia, que comenzarían a amasar la levadura que portaban consigo -el depósito de la fe- con la harina nueva de un continente que aún no conocía el nombre de Cristo”.

Así “dio inicio el lento y admirable proceso de fermentación. El Evangelio no borró lo que encontró, sino que lo transformó. Toda la increíble riqueza de los habitantes de aquellas tierras -lenguas, símbolos, costumbres y esperanzas- fue amasada con la fe, hasta que el Evangelio echó raíces en sus corazones y floreció en obras de santidad y belleza únicas”.

El Papa agustino ha recordado que también en México “Los primeros evangelizadores -diocesanos, franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas- asumieron con fidelidad la tarea de hacer lo que Cristo mandaba. Donde predicaron, prosperó la fe, y con ella la cultura, la educación y la caridad. Así, poco a poco la masa siguió fermentando y el Evangelio se hizo pan capaz de alimentar el hambre más profunda de ese pueblo”.

Dirigiéndose a los participantes del Congreso que se celebra en Puebla, el Pontífice ha querido recordar en particular “a figura del beato Juan de Palafox y Mendoza, pastor y misionero que entendió su ministerio como servicio y fermento. Recuerdo bien – ha añadido-, cuando visité Puebla como Prior General de los Agustinos, cómo la figura del Beato seguía viva en la memoria poblana”. Su historia continúa todavía interpelando también a “los pastores de hoy, pues enseña que gobernar es servir, que formar con seriedad es evangelizar y que toda autoridad, cuando se ejerce según el criterio de Cristo, se convierte en fuente de comunión y de esperanza”.

El verdadero misionero -ha insistido el papa León, refiriéndose a los escritos del beato mexicano- “no domina, sino que ama; no impone, sino que sirve; y no instrumentaliza la fe para obtener ventajas personales -ni materiales, ni de poder, ni de prestigio-, sino que reparte la fe como pan”.

El tiempo de hoy, ha añadido el Papa, se nos presenta como una piedra de molino “en la que los dolores de la pobreza, las divisiones sociales, los desafíos de las nuevas tecnologías y los deseos sinceros de paz se siguen triturando como nuevas harinas que corren el riesgo de verse fermentadas con la mala levadura”. Por eso el Señor Jesus hoy también llama a los misioneros “a ser las manos de la Iglesia que coloquen la levadura del Resucitado en la masa de la historia, para que vuelva a fermentar la esperanza”.

No basta con decir “Señor, Señor” - ha aclarado el Pontífice, retomando otras palabras del Evangelio de Mateo. Es necesario “¡poner las manos en la masa del mundo!”. “No es suficiente hablar de la harina sin ensuciarnos las manos; hay que tocarla -como decía Crisóstomo-, mezclarse con ella, dejar que el Evangelio se funda con nuestras vidas hasta transformarlas desde dentro. Así crecerá el Reino, no por fuerza ni por número, sino por la paciencia de quienes, con fe y amor, siguen amasando junto a Dios”.

Al final de su mensaje, León XIV ha impartido su bendición a los participantes en el Congreso Misionero Nacional, asegurándoles “oraciones y cercanía” y pidiendo a todos que continúen “trabajando con fidelidad, hasta que ‘fermente toda la masa”.
(GV) Agencia Fides7/11/2025)


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