ASIA/CHINA - La memoria del jesuita Martino Martini sigue abriendo caminos de encuentro y cercanía

martes, 24 septiembre 2024 misión   jesuitas   iglesias locales  

Por Marta Zhao y Laura Gomez Ruiz

Hangzhou (Agencia Fides) - China, la ciudad de Hangzhou y la comunidad católica china nunca han olvidado a Martino Martini.
El gran misionero jesuita, apreciado por los Emperadores y acogido en la Corte de la Dinastía Qing, nació en Trento, Italia, hace exactamente 410 años, el 20 de septiembre de 1614. Su historia y su testimonio despiertan todavía hoy simpatías insólitas y suscitan sorprendentes acercamientos.

En el programa de celebraciones promovido por la Embajada de Italia en Pekín con motivo del 700 aniversario de la muerte del viajero y mercader Marco Polo, el tema «Tras las huellas de Marco Polo: Martino Martini» ha sido el primero en presentar a la serie de importantes personalidades italianas que, en distintas épocas y con diferentes funciones, han contribuido a la difusión en Occidente del mejor conocimiento de China.

Incluso el presidente Xi Jinping ha expresado públicamente su estima por Martino Martini. En un artículo de opinión publicado en el Corriere della Sera (periódico italiano, ndr) el 20 de marzo de 2019, en vísperas de su visita oficial a Italia, Xi Jinping citó al jesuita como pionero del linaje de sinólogos italianos que «han desempeñado un papel de puente en las relaciones entre China y Europa, empezando por la primera gramática de la lengua china escrita para Occidente por Martino Martini hasta “Italia y China” de Giuliano Bertuccioli y Federico Masini».

En Italia, el centro de estudios de Trento que lleva el nombre de Martino Martini promueve, entre otras cosas, «Sulla Via del Catai», una revista semestral sobre las relaciones culturales entre Europa y China.
En la ciudad de Hangzhou se ha creado un parque con su nombre en torno a su mausoleo. Ese lugar, protegido por la Autoridad del Patrimonio Cultural de la provincia de Zhejiang, se ha convertido en una especie de santuario para los católicos chinos. Actualmente en restauración, el mausoleo alberga los restos mortales de 15 misioneros jesuitas famosos que terminaron su vida terrenal cerca del magnífico lago Xizi. Entre ellos están el padre Próspero Intorcetta (1626-1696), el padre Nicolás Trigault (1577-1629), el padre Lázaro Cattaneo (1560-1640) y el padre Manuel Díaz (1574-1659).

En 2018, se inauguró una exposición dedicada a la obra cartográfica de Martino Martini en la sede del Centro China-Italia en Hangzhou para conmemorar el 375 aniversario de la llegada del gran misionero a esa ciudad (Agencia Fides 13/6/2018).

La comunidad católica de Hangzhou ha organizado una conferencia académica para conmemorar el 350 aniversario de la construcción de la catedral. Seis conocidos académicos de universidades chinas y estudiosos vinculados a organismos católicos como el Faith Institute for Cultural Studies(FICS) y la Guang Qi Press de la diócesis de Shanghai han colaborado en la presentación de estudios sobre la vida y la misión del jesuita, en presencia del Cónsul italiano en Shanghai. El legado de Martino Martini ha sido presentado como «un fuerte impulso a la misión de hoy, para que continúe su camino haciendo propios su sentido de la responsabilidad misionera, su coraje y su dedicación». (Agencia Fides 22/01/2010).

El afecto y la devoción que rodean la figura de Martino Martini son proporcionales a la intensidad con que él vivió su tiempo, entregando su existencia al anuncio del Evangelio en China.
Martino Martini nació el 20 de septiembre de 1614 en Trento (Italia). En 1631 ingresó como novicio en la Compañía de Jesús. Tras estudiar en el Colegio Romano bajo la influencia de su mentor, el jesuita alemán Athanasius Kircher, se unió a la Misión de Oriente en 1640, viajando en barco desde Lisboa (Portugal), pasando por Goa (India) (noviembre de 1640), hasta Macao (China), adonde llegó en agosto de 1642. Al año siguiente fue enviado al continente chino. Así comenzó su legendario viaje de intercambio cultural entre China y Europa, viaje que recorrió en dos ocasiones. Escribió la primera gramática china en Occidente y obras afines, que contribuyeron al intercambio cultural y tendieron un puente entre China y Europa, influyendo profundamente en el nacimiento y desarrollo de la sinología en Italia.

La época de su estancia en China, en tiempos de las dinastías Ming y Qing, fue un momento de gran agitación social. Los jesuitas, tras haber forjado buenas relaciones con sectores influyentes de la sociedad china y la jerarquía política, empezaron a experimentar inquietud por la evolución de la situación. El nombre chino que eligió, Wei Kuangguo, engloba todos sus buenos deseos: indica el afán de defender y apoyar al país y el deseo de paz y prosperidad en el mundo.

En China, las turbulencias y los conflictos también dividieron a los jesuitas y a las órdenes mendicantes españolas, e incluso se infiltraron en la propia Compañía de Jesús. La polémica sobre la traducción china del nombre de Dios y sobre la posibilidad de que los nuevos cristianos siguiesen ejerciendo el culto a los muertos según la cultura china no se aplacaban, llegando a alcanzar una intensidad que Martini no podía contener, tanto dentro como fuera de la Orden. Un asunto que y tendrá un profundo impacto en el resto de su vida.

Viajar y escribir fueron el hilo conductor de la segunda mitad de su vida. Durante los ocho primeros años de su estancia en China (1643-1650), Martini viajó entre las dos capitales, así como a Hangzhou y Jinhua, en Zhejiang. En el cuarto año del reinado de Shunzhi (1647), con la ayuda de Zhu Shi, un feligrés de Lanxi en Zhejiang, Martino Martini escribió el Qiu You Zhuan (Tratado sobre la amistad, Hangzhou, 1661), continuando el esquema humanista ya adoptado por el también jesuita Matteo Ricci en su obra homónima, la primera escrita en chino por el jesuita de Macerata.

La parte meridional de Zhejiang, donde se encontraba Martino Martini, es una región en la que también trabajaban monjes españoles. Él concuerda con las indicaciones de su cohermano Matteo Ricci y reconoce las divergencias con los cistercienses españoles sobre la cuestión de los ritos chinos. Además, el dominico español Juan Bautista Morales (1597-1664) ya había viajado a Roma para expresar sus objeciones a la postura de los jesuitas en la disputa. Cuando la misión jesuita en China decidió enviar a su representante a Europa para explicar la situación desde su punto de vista, la elección recayó en Martino Martini.

En 1651, el jesuita viajó a Europa para defender la posición de la Compañía de Jesús en la cuestión de los ritos chinos. Gracias a sus buenos oficios, en 1656 la Santa Sede promulgó un edicto a favor de los jesuitas.

Durante sus viajes por Europa, Martino Martini publicó tres obras en latín: De Bello Tartarico Historia, Novus Atlas Sinensis y Sinice Historia Decas Prima (de la que también anunció la publicación de la continuación). Estas obras representaban los relatos más sistemáticos, profundos y eficaces sobre la realidad china que circulaban por Europa en aquella época.

En 1657, Wei regresó a China y continuó su misión en Hangzhou, donde terminó la construcción de la Iglesia del Redentor en 1661 y donde murió el 6 de junio de ese mismo año a la edad de 47 años tras haber sido bien acogido por la corte Qing y recibido por el propio Emperador Shunzhi en Pekín.
(Agencia Fides 24/9/2024)




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