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Nairobi (Agencia Fides) - “Mi diócesis es esencialmente un área de primera evangelización que acoge también a más de 250.000 refugiados de los países vecinos: Sudán del Sur, Sudán, Burundi, Uganda, Somalia, Etiopía”, afirma en una entrevista a la Agencia Agencia Fides, John Mbinda, obispo de Lodwar, cuya diócesis se encuentra en el noroeste de Kenia, en el condado de Turkana, en la frontera con Sudán del Sur, Etiopía y Uganda.
El gran campo de refugiados de Kakuma está situado a 120 kilómetros de Lodwar, la capital provincial. Fue creado en 1992 para acoger a refugiados sudaneses que huían de la guerra civil (en aquella época Sudán del Sur aún no existía) y luego a personas de otras nacionalidades procedentes de 19 países en crisis, principalmente Sudán del Sur, Somalia, Etiopía, República Democrática del Congo, Burundi, Ruanda y otros.
Es el segundo campo de refugiados más grande ubicado en Kenia. En 2016, se creó un asentamiento de acogida más pequeño en el condado de Turkana, Kalobeyei, situado a unos 20 km de Kakuma. Las instalaciones de acogida están gestionadas por algunas organizaciones no gubernamentales encabezadas por ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) junto con el gobierno de Kenia. Pero la Iglesia local es parte de este proceso de acogida, como lo subraya monseñor Mbinda.
“Como Iglesia ayudamos a estas personas, en primer lugar, proporcionándoles estructuras para las actividades de culto, permitiendo a los fieles católicos profundizar en su fe”, afirma monseñor Mbinda.
“También tenemos actividades de evangelización para quienes lo deseen”. "Y, por supuesto, tratamos de satisfacer las necesidades sociales de los refugiados y solicitantes de asilo, brindándoles educación, atención médica, agua potable, servicios higiénicos, apoyo psicológico y, a veces, incluso proporcionando alimentos a quienes lo necesitan”.
“En los campos de refugiados hay unos 20.000 católicos”, añade el obispo de Lodwar. “La población local es de alrededor de 1,3 millones de personas. Sumando los refugiados, según el último censo, asciende al millón y medio”.
Monseñor Mbinda concluye subrayando que “tenemos buenas relaciones con personas de otras religiones, incluidos los musulmanes, con quienes trabajamos en un espíritu de diálogo interreligioso, para mejorar conjuntamente las condiciones de vida de la población local y de los refugiados”.
(L.M.) (Agencia Fides 31/8/2024)
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