Roma (Agencia Fides) - El testimonio que "enciende", que ilumina el camino espiritual y lo fortalece. Este es el testimonio de los mártires, que se conmemora cada año el 24 de marzo durante la Jornada dedicada a ellos, instituida en 1993 por Missio Jóvenes, la sección juvenil de la dirección italiana de las Obras Misionales Pontificias (OMP).
Este año 2024, Missio Jóvenes también ha difundido materiales y textos para facilitar la celebración de vigilias, celebraciones litúrgicas e iniciativas relacionadas con la Jornada, que este año coincide con el Domingo de Ramos.
La Jornada de los Misioneros Mártires, como recuerda Giovanni Rocca, quien hasta hace unos meses fuera secretario de Missio Jóvenes, «tiene su origen en la conmemoración de San Óscar Romero, quien fue asesinado el 24 de marzo de 1980. La figura de Romero continúa encarnando, año tras año, el símbolo de la cercanía a los más pobres y de la entrega incesante a la causa del Evangelio. Su compromiso con el pueblo salvadoreño, luchando contra un régimen elitista e indiferente a las condiciones de los más débiles y de los trabajadores, sigue inspirando a los jóvenes y a todos, recordándoles la importancia de una vida cristiana que sea tan dedicada a la oración como al cuidado del hermano».
Entre los diversos materiales de animación misionera difundidos por Missio Italia, además de los subsidios para la oración, se encuentran ocho vídeos que destacan las vidas y testimonios de varios testigos asesinados, desde el misionero comboniano Ezechiele Ramin hasta el laico consagrado Luciano Lanzoni, pasando por la laica Annalena Tonelli y la misionera Loredana Vigini. Estos vídeos también incluyen ilustraciones de proyectos de solidaridad.
El tema de la Jornada es “Corazón ardiente”, inspirado en el pasaje de los discípulos de Emaús. Angelo Fracchia, biblista y profesor de religión, ha escrito una reflexión temática adjunta al dossier de materiales, tomando como punto de partida la figura de San Esteban Protomártir, quien fue el primero de los testigos cristianos. «Esteban no tiene miedo de hablar, de explicar, incluso con crudeza si es necesario - destaca Fracchia-. Pero, al mismo tiempo, no se vuelve violento contra los que le apedrean, no insulta, no recrimina. Fija su mirada en Jesús, reconociendo en él a un guía que ya había pasado por lo que él está viviendo. Y, fortalecido por la cercanía del Padre, permanece siempre en ese amor, sin buscar venganza, sin quejarse de la injusticia, con una mirada tierna y clara».
(EG) (Agencia Fides 22/03/2024)