Addis Abeba (Agencia Fides) - Aumentan las tensiones en el Cuerno de África ligadas al acuerdo marítimo entre Somalilandia y Etiopía (véase Fides 3/1/2024) y a la situación interna de este último país. Con el acuerdo firmado el 1 de enero, Addis Abeba obtiene el arrendamiento por 50 años de unos 20 km de costa de Somalilandia (con la creación de una base naval) a cambio del reconocimiento etíope de este territorio separado del resto de Somalia y no reconocido hasta ahora por ningún otro Estado. El 6 de enero, el presidente somalí, Hassan Sheikh Mohamud, promulgó una ley aprobada apresuradamente por el Parlamento de Mogadiscio que "anula el acuerdo ilegal" alcanzado entre Addis Abeba y Hargheisa.
La aprobación de la ley "es un ejemplo de nuestro compromiso de salvaguardar nuestra unidad, soberanía e integridad territorial conforme al derecho internacional", ha escrito el Presidente somalí en X, el antiguo Twitter.
En la propia Somalilandia, el acuerdo del 1 de enero no fue aprobado por unanimidad, hasta el punto de que el ministro de Defensa, Abdiqani Mohamud Aateeye, dimitió en oposición al pacto con Addis Abeba, calificando a Etiopía de "enemigo número uno de Somalia". Cabe destacar que hizo referencia a Somalia y no a Somalilandia, lo que sugiere una visión común con el resto del país, al menos en lo que respecta a las relaciones con el poderoso vecino.
Eritrea, que contribuyó en gran medida a reprimir el levantamiento en Tigray flanqueando a las tropas etíopes del primer ministro, Abiy Ahmed, ve con temor las ambiciones navales de Etiopía y, de hecho, el presidente somalí ha sido recibido rápidamente en Asmara por el presidente eritreo Afwerki. Las tensiones entre Etiopía y Eritrea han aumentado desde la firma del acuerdo de paz entre Addis Abeba y el Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) en noviembre de 2022. Las tensiones entre ambos países se entrelazan con la inestabilidad que sufre Etiopía internamente. De hecho, Addis Abeba acusa a Eritrea de intentar torpedear los acuerdos de 2022 porque se ha negado a retirar todas sus fuerzas de Tigray. La influencia de Asmara en Etiopía ha crecido justo cuando han aumentado las tensiones por su supuesto apoyo a los rebeldes amhara que han rechazado los planes del gobierno federal de disolver y desarmar sus fuerzas para integrar y unificar las distintas fuerzas armadas de Etiopía (véase Fides 8/8/2023).
En la guerra contra el TPLF se había producido una alianza entre Eritrea, los amharas y el primer ministro Ahmed, de etnia oromo. Cuando cesaron las hostilidades entre el gobierno etíope y el TPLF, la alianza Ahmed-Amhara-Afwerki se vino abajo. Los amharas y Afwerki consideran el acuerdo de paz como una "puñalada por la espalda", pues lo ven como un cambio en las alianzas de Ahmed hacia el TPLF, que supone una importante amenaza tanto para los amharas como para Eritrea. Esta última teme ahora un posible cerco desde el mar una vez que Addis Abeba haya conseguido reconstruir su marina estableciéndola en Somalilandia. De fondo quedan los patrocinadores externos (desde los países del Golfo Pérsico/Árabe hasta las grandes potencias mundiales) que tienen interés en controlar la orilla africana del Mar Rojo, cuya navegación se ve amenazada por las acciones de Houti en Yemen.
(L.M.) (Agencia Fides 9/1/2024)