VATICANO - Papa Francisco: San Carlos de Foucauld, testigo de Cristo ante el sagrario

miércoles, 18 octubre 2023

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - «Perdí mi corazón por Jesús de Nazaret». Así explicaba a un amigo el joven Charles de Foucauld, el monje del desierto proclamado santo por el Papa Francisco el 15 de mayo de 2022, la fuerza de atracción que había cambiado el curso de su vida, después de años transcurridos entre placeres efímeros lejos de la Iglesia. El Obispo de Roma ha vuelto a proponer la aventura espiritual de San Carlos de Foucauld durante la audiencia general de hoy, miércoles 18 de octubre, continuando la serie de catequesis dedicadas a hombres y mujeres que han testimoniado con particular intensidad la pasión por anunciar el Evangelio.
“El hermano Carlos - ha dicho el Pontífice, inspirándose en las palabras de Foucauld - nos recuerda así que el primer paso para evangelizar es tener a Jesús en el corazón, es ‘perder la cabeza’ por Él". Si antes no se produce ese encuentro, si no se experimenta esa dinámica amorosa -ha aclarado inmediatamente el Pontífice-, no se puede dar realmente testimonio de la obra de Cristo en la propia vida: “corremos el riesgo de hablar de nosotros mismos, de nuestro grupo, de una moral o, peor aún, de un conjunto de reglas, pero no de Jesús, de su amor, de su misericordia. Esto - ha continuó el Pontífice, añadiendo palabras 'improvisadas' al texto escrito - lo veo en algún nuevo movimiento que está surgiendo: hablan de su visión de la humanidad, hablan de su espiritualidad y se sienten en un nuevo camino... Pero, ¿por qué no hablan de Jesús? Hablan de muchas cosas, de organización, de caminos espirituales, pero no saben hablar de Jesús”.
La experiencia de Carlos de Foucauld -ha continuado el Papa Francisco- muestra que sólo la atracción de Cristo mismo, y no el esfuerzo humano, puede llevar a seguirlo e imitarlo, y suscitar el deseo de darlo a conocer a los demás.
“Aconsejado por su confesor”, ha relatado el Papa, “Carlos va a Tierra Santa para visitar los lugares donde vivió el Señor y para caminar por donde caminó el Maestro. En particular, es en Nazaret donde comprende que debe formarse en la escuela de Cristo. Experimenta una intensa relación con Él, pasa largas horas leyendo los Evangelios y se siente como su hermano pequeño. Y conociendo a Jesús, surge en él la inquietud de darlo a conocer. Siempre sucede así: a medida que cada uno de nosotros va conociendo más a Jesús, surge en nosotros el deseo de darlo a conocer, de compartir este tesoro”. Un deseo que no se convierte en activismo: Carlos sigue el camino testimoniado por María en el misterio de la Visitación a su prima Isabel: "en el silencio, con el ejemplo, con la vida”. Se “adentra en el desierto del Sahara” y allí se deja envolver por el misterio de la Eucaristía divina. Carlos ha recordado al Papa – “deja actuar a Jesús en silencio, convencido de que la 'vida eucarística' evangeliza”. De hecho, cree que Cristo es el primer evangelizador. Así, permanece en oración a los pies de Jesús, ante el sagrario, durante unas diez horas al día, seguro de que allí reside el poder de la evangelización y sintiendo que es Jesús quien le acerca a tantos hermanos y hermanas lejanos”. El Pontífice, refiriéndose al presente, ha dicho estar convencido “de que nosotros hemos perdido el sentido de la adoración: debemos recuperarlo, empezando por nosotros consagrados, obispos, sacerdotes, religiosas y todas las personas consagradas. 'Perder' el tiempo ante el sagrario, recuperar el sentido de la adoración”.
Carlos de Foucauld - ha continuado el Pontífice - recordaba también que 'todo cristiano es un apóstol', y a un amigo le señalaba que 'cerca de los sacerdotes hay laicos que ven lo que el sacerdote no ve, que evangelizan con una cercanía de caridad, con una bondad para con todos, con un afecto siempre dispuesto a entregarse'. Santos laicos -ha continuado el Papa Francisco-, “no trepadores Y esos laicos, esa laica enamorada de Jesús hacen comprender al sacerdote que no es un funcionario, que es un mediador, un sacerdote. Cuánta necesidad tenemos los sacerdotes de tener a nuestro lado a esos laicos que creen en serio y con su testimonio nos enseñan el camino. Con esta experiencia, Carlos de Foucauld se anticipa al tiempo del Concilio Vaticano II, se da cuenta de la importancia de los laicos y comprende que el anuncio del Evangelio es responsabilidad de todo el pueblo de Dios. Pero, ¿cómo aumentar esta participación? Como lo hizo Carlos de Foucauld: arrodillándonos y acogiendo la acción del Espíritu, que suscita siempre nuevas formas de compromiso, de encuentro, de escucha y de diálogo, siempre en colaboración y confianza, siempre en comunión con la Iglesia y los pastores”.
Vivir la bondad de Jesús, ha añadido el Obispo de Roma, subrayando otros rasgos de la vida espiritual de san Carlos de Foucauld, “le llevó a forjar lazos fraternos de amistad con los pobres, con los tuareg, con los más alejados de su mentalidad. Poco a poco, estos lazos generaron fraternidad, inclusión, aprecio por la cultura del otro”.
(GV) (Agencia Fides 18/10/2023)


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