Pekín (Agencia Fides) - «Los católicos chinos son católicos como los demás. Tienen la misma fe, leen la misma Biblia, van libremente a la iglesia para la Misa, para rezar y recibir los sacramentos. Como los demás católicos, aman a su patria y quieren participar en la vida y la modernización de China». Así se expresaba el profesor Ren Yanli, estimado y apasionado estudioso de la historia del catolicismo en la República Popular China y de las relaciones entre China y la Santa Sede, en una entrevista publicada en 2009 por la revista "30Días". Ren Yanli dejó este mundo el viernes 30 de junio, a la edad de 79 años. Ha fallecido en el Hospital Chaoyang de Pekín, donde había sido ingresado tras contraer el Covid, en un estado de salud ya comprometido por varias enfermedades. Con él se marcha uno de los académicos chinos que durante más tiempo se había dedicado a la investigación sobre la Iglesia católica y el catolicismo en la época contemporánea, con especial referencia al contexto chino.
Nacido en Yanan (provincia de Shaanxi) en marzo de 1944, Ren Yanli pertenecía anagráficamente a la generación de los llamados "príncipes rojos", los hijos de la primera generación de dirigentes comunistas de la República Popular China. Miembro de la Academia China de Ciencias Sociales y del Instituto de Investigación de las Religiones del Mundo, también había dirigido la Oficina de Investigación sobre el Cristianismo de la Academia, profundizando en los estudios sobre el Concilio Vaticano II. Sus publicaciones son referencia obligada para los jóvenes eruditos chinos que investigan sobre la historia reciente del catolicismo y la Iglesia católica en China. El funeral, previsto para el martes 4 de julio, se celebrará según los protocolos de honor reservados a los miembros de la Academia de Ciencias Sociales.
En las últimas décadas, el profesor Ren Yanli, junto con la también académica, además de su esposa, Wang Meixiu, comprometida en el campo de la investigación sobre el cristianismo en la época moderna y contemporánea, fue también un estimulante y apreciado interlocutor para los estudiosos católicos y para los exponentes de la Santa Sede más implicados en el seguimiento de los asuntos de la Iglesia católica en la República Popular China. El profesor fue capaz (y ayudó a otros) de situar los hechos individuales en la perspectiva histórica correcta, sin eliminar ni censurar los cambios sustanciales en las relaciones entre la Iglesia católica y la China popular en las últimas décadas.
Reni Yianli, repasando en la entrevista citada las diversas etapas por las que pasó la Iglesia católica en la China comunista, recordó que al principio de la República Popular China «el Vaticano era considerado un enemigo político de la nueva China». Por esta razón, a finales de los años 50, en pleno auge del movimiento anti-imperialista que dominaba la política china de la época, se intentó romper la relación de los católicos chinos con la Santa Sede y empujar a la Iglesia china por la línea política de la independencia y el nombramiento autónomo de los obispos. Pero ya entonces, y más aún con la reapertura de China promovida por Deng Xiaoping tras la Revolución Cultural -señalaba el profesor - «el pensamiento dominante de los católicos chinos fue recuperar, en los tiempos y modos en que pudieron hacerlo, la relación con la Santa Sede, el Papa y la Iglesia católica universal». Por eso -subrayaba ya entonces Ren Yanli, con fecunda y profética perspicacia- es necesario reconocer que en los tormentosos acontecimientos vividos por el catolicismo chino en las últimas décadas, «el factor decisivo ha sido la propia fe de los católicos chinos, tanto laicos como el clero. «La fe del pueblo -insistía el profesor- ha ayudado a todos a reconocer que el vínculo de comunión jerárquica con el Papa no puede cancelarse si se quiere ser custodiados en la fe católica. Y esto, con el tiempo - añadía el profesor - ha ayudado también al Gobierno a reorientar su línea». Porque «si el Gobierno quiere que los obispos sean pastores estimados y seguidos por los fieles, y no vistos como funcionarios aislados impuestos desde fuera», hay que reconocer que los católicos, y los obispos en particular, no pueden renunciar a vivir y testimoniar públicamente su plena comunión con el Sucesor de Pedro. Ya entonces, nueve años antes del Acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno de Pekín sobre los nombramientos de los nuevos obispos chinos, el profesor Ren Yanli pedía también a la Santa Sede que prestara especial atención a «la Iglesia china», puesto que «a lo largo de todo este tiempo, la fidelidad de los católicos chinos a la fe de los Apóstoles ha sido el factor decisivo, incluso en la evolución de las relaciones con quienes dirigen políticamente el país».
(GV) (Agencia Fides 1/7/2023)