VATICANO - El fervor apostólico de Francisco Javier: dejar la patria para predicar el Evangelio es la grandeza de todo misionero

miércoles, 17 mayo 2023 santos   papa francisco   animación misionera  

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La audiencia general de hoy ha estado dedicada a San Francisco Javier, Patrono de las misiones. Continuando con el ciclo de catequesis dedicado a la “pasión por la evangelización”, el Papa Francisco ha subrayado en primer lugar que San Francisco Javier es considerado por algunos como el misionero más grande de los tiempos modernos. “Pero no se puede decir quién es el más grande, quién es el más pequeño – ha explicado -, Hay tantos misioneros ocultos, que incluso hoy, hacen mucho más que san Francisco Javier… un misionero es grande cuando va. Y hay muchos, muchos, sacerdotes, laicos, monjas, que van a las misiones, también de Italia, y muchos de ustedes… esto es grande, salir de la patria para predicar el Evangelio. Es el celo apostólico. Y esto debemos cultivarlo mucho. Y mirando la figura de estos hombres, de estas mujeres, aprendemos”.
Repasando la vida del misionero jesuita, el Santo Padre ha recordado que el encuentro con Ignacio de Loyola fue decisivo para él: lo dejó todo para hacerse misionero. Tras su ordenación sacerdotal fue enviado a Oriente. Aunque los viajes misioneros a Oriente en aquella época eran “enviarlos a mundos desconocidos”, “él va, porque estaba lleno de celo apostólico” ha dicho el Papa. “Inicia así, en los tiempos modernos, el primero de un numeroso grupo de misioneros apasionados, preparados para soportar fatigas y peligros inmensos, a alcanzar tierras y encontrar pueblos con culturas y lenguas completamente desconocidas, impulsados sólo por el fortísimo deseo de dar a conocer a Jesucristo y su Evangelio”.
En poco más de once años de misión, de los cuales más de tres transcurridos en barcos con destino a la India, y de allí a Japón, Francisco Javier “realizará una obra extraordinaria”. Con sede en Goa (India), “Va a evangelizar a los pobres pescadores de la costa meridional de la India”. Pero no se detiene, siente que debe ir más allá de la India y pone rumbo a las Molucas, las islas más lejanas del archipiélago indonesio. Allí “pone en verso y en el idioma local el catecismo y enseña a cantar el catecismo, que con el canto se aprende mejor”. “Por sus cartas entendemos bien cuáles eran sus sentimientos” ha explicado el Papa Francisco, que ha citado un pasaje de estas: “«Los peligros y los sufrimientos, aceptados voluntariamente y únicamente por amor y servicio de Dios nuestro Señor, son ricos tesoros de grandes consolaciones espirituales. ¡Aquí dentro de algunos años uno podría perder los ojos por demasiadas lágrimas de alegría!» (20 de enero de 1548). Lloraba de alegría al ver la obra del Señor”.
A partir de su encuentro en la India con un japonés, que le habló de su país, al que nunca había llegado ningún misionero europeo, Francisco Javier decidió partir cuanto antes, y llegó allí tras un aventurado viaje en la barca de un chino. “Los tres años en Japón son durísimos, por el clima, las oposiciones y el desconocimiento de la lengua, pero también aquí las semillas plantadas darán grandes frutos” ha recordado el Pontífice, que ha proseguido: “El gran soñador, Javier, en Japón entiende que el país decisivo para la misión en Asia era otro: China, que con su cultura, su historia, su grandeza, ejercía de hecho un predominio en toda esa parte del mundo. También hoy, China es un polo cultural, con una gran historia, una hermosa historia”. De regreso a Goa, Francisco Javier se embarca con la esperanza de entrar en China, pero muere en la pequeña isla de Sancian, frente a la costa china, esperando en vano desembarcar en tierra firme. “El 3 de diciembre de 1522, muere en completo abandono, sólo un chino junto a él a velarle. Así termina el viaje terreno de Francisco Javier”. “Tenía solamente cuarenta y seis años, había pasado su vida en la misión, con celo. Dejó la culta España y llegó al país más culto del mundo en aquel momento, China, y murió ante la gran China, acompañado de un chino. ¡Todo un símbolo!”.
En la parte final de la catequesis, el Papa Francisco ha subrayado que la intensísima actividad de Francisco Javier “estuvo siempre unida a la oración, a la unión con Dios, mística y contemplativa. Nunca abandonó la oración, porque sabía que ahí reside la fuerza”. Se ocupaba mucho de los enfermos, los pobres y los niños, pues no era un misionero "aristocrático", sino que “siempre iba con los más necesitados”, “iba hasta las fronteras de la asistencia donde creció en grandeza”. A continuación, el Papa Francisco ha invocado a San Francisco Javier para que nos transmita algo de su fervor “para vivir el Evangelio y anunciar el Evangelio”. Dirigiéndose a los numerosos jóvenes de hoy que sienten inquietud, les ha invitado, como Francisco Javier, a mirar “el horizonte del mundo, miren a los pueblos tan necesitados, miren a tanta gente que sufre, a tanta gente que necesita a Jesús. Y vayan, tengan coraje”. “Que el Señor nos dé a todos la alegría de evangelizar, la alegría de llevar adelante este mensaje tan hermoso que nos hace felices a nosotros y a todos”.
(SL) (Agencia Fides 17/5/2023)


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