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Santo Domingo (Agencia Fides) - La Conferencia Episcopal de la República Dominicana (CED) llama a todo el pueblo dominicano a participar en el X Censo Nacional de Población y la Vivienda, que el Estado realizará en el país del 10 al 23 de noviembre de 2022. “Debemos tomar conciencia de la importancia del censo como herramienta indispensable para organizar y estructurar las políticas públicas con miras al bien común, en beneficio de nuestras comunidades y de los más vulnerables”, escriben en un mensaje publicado ayer.
Los obispos piden la colaboración de todos para que el censo se desarrolle con suceso, “creando un ambiente adecuado para recibir a los censistas y promoviendo en nuestras comunidades la importancia de conocer la realidad habitacional y demográfica de nuestro país”. Además, esperan que la información recabada en esta ocasión “contribuya a la creación de verdaderas políticas públicas, a fin de reducir la pobreza, la ola de violencia, la delincuencia y los anti-valores que afectan a tantas familias en nuestro país”. El mensaje concluye con esta exhortación: “Como pastores, os bendecimos y os invitamos a ejercer la ciudadanía en este censo de forma responsable, en beneficio de la calidad de vida de todos”.
Ayer, en el Palacio Nacional, el presidente de la República, Luis Abinader, junto a la vicepresidenta Raquel Peña, asistió a un almuerzo de trabajo con algunos obispos. Según la información recogida por la Agencia Fides, el Presidente ilustró a los obispos los planes y proyectos que está llevando a cabo el gobierno en toda la República Dominicana, también repasaron algunos temas de interés nacional, entre ellos el censo de población que se realizará en el país.
Luis Rodolfo Abinader Corona, político, economista y empresario, es el 67º Presidente de la República Dominicana. Candidato del Partido Revolucionario Moderno, ganó las elecciones generales de 2020 y juró su cargo el 16 de agosto del mismo año. Abinader es el primer Presidente nacido después de la dictadura de Trujillo, ya que nació en Santo Domingo el 12 de julio de 1967.
En los últimos años, la República Dominicana ha sido uno de los países de América Latina con mayor y más constante crecimiento económico, gracias a la estabilidad política y a los acuerdos internacionales. Los sectores que más han contribuido al crecimiento son la agricultura, la construcción, el comercio y el turismo.
Pero la pandemia de Covid-19 ha afectado este ritmo de crecimiento, además de que la brecha entre los pobres y los ricos sigue siendo alta, y la situación de los inmigrantes haitianos que trabajan en las plantaciones de caña de azúcar por un escaso salario es preocupante. Viven en grupos de chabolas sin agua corriente ni electricidad, sometidos a condiciones inhumanas y sin documentos, privados de atención sanitaria y de la posibilidad de frecuentar la escuela.
Los obispos han destacado en varias ocasiones los problemas nacionales principales que hay que resolver, y han pedido a los dirigentes políticos y a los legisladores que se comprometan firmemente para lograrlo. Entre ellos, la lacra de la corrupción, la falta de transparencia y honestidad que asola al pueblo dominicano y que ha llegado a las más altas esferas de la política y el ejército. En su mensaje publicado en el Día de la Independencia, la Conferencia Episcopal Dominicana pidió la aprobación de un código penal en el que se condene al delincuente y se proteja al inocente; sabiduría y austeridad en el manejo de los bienes comunes y alta sensibilidad para distribuirlos con justicia; trabajar por el crecimiento humano y económico del país, para que las personas, especialmente los jóvenes, no se vean obligadas a emigrar; cuidar y ayudar a los ciudadanos más vulnerables; regular el fenómeno de la inmigración; y prestar especial atención a la familia, amenazada de muchas maneras (véase Fides 26/02/2022;10/10/2022).
(SL) (Agencia Fides 9/11/2022)