Addis Abeba (Agencia Fides) - El caos y la violencia siguen afectando a la población etíope. A la crisis del país se suman fuertes tensiones sociales provocadas por los estudiantes universitarios que comenzaron a protestar por la matanza, el 18 de junio, de unos 300 civiles de la etnia amhara en Tole Kebele, a 400 km al oeste de Addis Abeba, en la zona de Wollega Occidental del estado regional de Oromia. Según fuentes locales, otras 40 personas también murieron en Gambella en un enfrentamiento reciente.
“La Iglesia condena enérgicamente la matanza de personas inocentes en Gambella y Wollega Occidental, en su mayoría mujeres y niños”, han declarado miembros de la Conferencia Episcopal de Etiopía (CBCE). Contra estos enésimos asesinatos brutales, los obispos instan a los criminales a dejar de cometer actos malvados y a respetar la vida de sus vecinos. “En los últimos años se están repitiendo en diferentes zonas de nuestro país acciones contrarias a cualquier enseñanza religiosa que provocan muertes, desplazamientos y migraciones”.
“Nuestra Iglesia está profundamente preocupada por la peligrosa situación en la que se encuentran las personas en su país y sus familias. Nadie debe ser asesinado por su identidad y su religión”, han subrayado, instando al gobierno y a las administraciones locales, a los ancianos del país, a los líderes religiosos y a todos los ciudadanos, a poner fin a estos actos perversos y a restaurar la tradición de vivir con respeto a la dignidad de los demás. En conclusión, han reiterado que “no hay ninguna razón aceptable que pueda llevar a la muerte y a la humillación de un ser humano”.
La guerra civil que comenzó en Oromia en julio de 2020 y en Tigray en noviembre del mismo año, se ha extendido a Afar, Amhara y la región de Gambella, en la frontera con Sudán del Sur, convirtiéndose gradualmente en una guerra étnica.
(GF/AP) (Agencia Fides 6/7/2022)