Abuja (Agencia Fides) - El p. John Gbakaan, párroco de la iglesia de San Antonio de Gulu, en la diócesis de Minna, en el área del gobierno local de Lapai, en el estado de Níger, fue asesinado el 15 de enero en la carretera Lambata-Lapai.
Así lo confirmó ayer, domingo 17 de enero, el párroco de Santa Teresa en Madala, el p. John Jatau, según el cual el p. Gbakaan, junto con su hermano y otro sacerdote, estaban viajando a Makurdi en el estado de Benue el 14 de enero para visitar a su madre.
El 15 de enero, en el camino de regreso, el sacerdote y su hermano fueron atacados por hombres armados en la carretera Lambata-Lapai. El asalto tuvo lugar alrededor de las 21:00 horas cerca del pueblo de Tufa. Los dos hombres fueron capturados por bandidos armados que luego llamaron a la diócesis de Minna el sábado 16 de enero, pidiendo la suma de treinta millones de nairas; que luego redujeron a cinco millones de nairas.
Sin embargo, contemporáneamente, el cuerpo sin vida del sacerdote fue encontrado atado a un árbol cerca de la carretera donde tuvo lugar el secuestro. Al parecer, el p. Gbakaan fue asesinado a puñaladas, tan violentas que ha sido difícil el reconocimiento de la víctima.
El Toyota Venza en el que viajaba el sacerdote también fue encontrado en medio de la vegetación. Aún no hay noticias de su hermano que al parecer sigue en manos de los bandidos.
La Asociación Cristiana de Nigeria, CAN, ha pedido al gobierno federal que ponga fin al secuestro y asesinato de líderes religiosos por parte de bandidos en el país. El vicepresidente de CAN (Región Norte), el rev. John Hayab, ha calificado el asesinato del sacerdote católico como “impactante y doloroso”, y ha dicho que la inseguridad en el norte ha adquirido una dimensión alarmante. “Recibimos la noticia del secuestro y asesinato de nuestro querido p. John con gran conmoción y dolor”, ha comunicado el rev. Hayab. “Hoy, en el norte de Nigeria, muchas personas viven con miedo y muchos jóvenes tienen miedo de convertirse en sacerdotes o pastores porque sus vidas corren gran peligro. “Cuando los bandidos o secuestradores se dan cuenta de que su víctima es un sacerdote o un pastor, parece que un espíritu violento se apodera de su corazón para pedir un rescate mayor y en algunos casos llegan a matar a la víctima”, dice el responsable de la CAN. “Suplicamos al gobierno federal y a todas las agencias de seguridad que hagan lo que sea necesario para acabar con este mal”.
(L.M.) (Agencia Fides 18/1/2021)