ASIA/FILIPINAS - La labor de un misionero por los niños de la calle de Manila, en tiempos de pandemia

martes, 27 octubre 2020 niños de la calle   niños   pandemia   solidaridad   educación  

Manila (Agencia Fides) - Devolver un futuro a los niños de la calle de Manila: este es el compromiso de la Fundación “ANAK-Tnk”, una organización católica liderada por el misionero francés p. Matthieu Dauchez, que busca, acompaña y cuida a los niños más desdichados de Manila que viven en las calles, en los suburbios o en las zonas más pobres de la capital. El nombre de la fundación significa “niño” (anak) mientras que “Tnk” es la abreviatura de “tulay ng kabataa”, en tagalo “un puente para los niños”.
Desde 1998, el sacerdote y su equipo de voluntarios y personal ayudan a los niños necesitados en los barrios bajos de Manila a llegar hasta ellos, ayudando a satisfacer sus necesidades básicas: vivienda, educación, nutrición, salud y otras formas de ayuda. “Tratamos de devolverles una vida digna, y las sonrisas en sus rostros”, dice a Fides el p. Dauchez. La Fundación ya ha apoyado a más de 50.000 niños en sus 22 años de existencia y ahora está reforzando su compromiso mientras la pandemia se cierne sobre la nación. La organización se ocupa de los niños que viven en la calle, abandonados por sus familias y la sociedad. Suelen vivir de la mendicidad, buscar comida en los vertederos y, a veces, prostituirse. Estos niños suelen ser víctimas de abusos, traficantes de drogas y delitos. “Sostenemos un camino de educación para todos los niños, desde que ingresan a nuestra fundación hasta que se independizan”, explica el sacerdote.
En Manila, más del 40% de la población urbana vive en condiciones de pobreza extrema. Y la pandemia ha agravado la situación. Además, uno de cada diez niños en Filipinas no recibe educación. “Tratamos dar respuesta a las necesidades médicas de cada niño y ofrecer cursos de formación a las comunidades locales para integrar los conceptos básicos de salud e higiene”, dice el sacerdote. De hecho, uno de cada diez niños está desnutrido y uno de cada tres sufre de retraso en el crecimiento. “Diariamente proporcionamos a los niños comidas equilibradas y trabajamos para crear conciencia en las comunidades sobre cuestiones nutricionales”, continúa el p. Dauchez, relatando el trabajo de la Fundación que continúa a pesar del difícil momento de la pandemia.
Ante fenómenos como las drogas, la violencia, la violación, la prostitución, de los que los niños son siempre las primeras víctimas, “sostenemos a los niños necesitados con ayuda psicológica y legal, basándonos en nuestra Carta para la prevención y protección de los niños”, gracias a grupos de profesionales y voluntarios que buscan niños y los invitan a las estructuras de la fundación para darles una nueva vida.
“Trabajar con estos niños nunca ha sido fácil, es un camino lleno de desafíos. Al principio ofrecemos ayuda material, emocional y psicológica. Los chicos, una parte de ellos, rechazan esas ofertas por miedo o desconfianza. Han sido rechazados por los suyos, sus padres o su propia familia, están profundamente heridos, prefieren quedarse en la calle, que se ha convertido en su refugio. Generar confianza es el primer paso”, explica.
El misionero francés continúa: “Los niños están protegidos y cuidados en un ambiente familiar: una vez que comienzan a confiar, la esperanza se reaviva gradualmente en sus corazones. Una vez que eso sucede, deciden dejar atrás las calles e interesarse por las actividades de la fundación. En el camino del acompañamiento, elaboran la curación, la reintegración a la sociedad, la aceptación del pasado, la esperanza de un futuro mejor”, dice el padre Dauchez.
“El mayor desafío - señala - es llevar a estos niños, rechazados y maltratados, al perdón, que en realidad es imposible para los hombres, pero es posible gracias a Dios. Nuestra misión es prepararlos para que el Señor sane las heridas de su corazón. La mayor recompensa es ver a los niños acogidos en la fundación que, habiéndose convertido en padres, demuestran un gran amor por sus hijos”, comenta.
“ANAK-Tnk ayuda a los niños a tomar conciencia de su dignidad humana como hijos de Dios y a aprender nuevas y mejores perspectivas de vida”, concluye. Durante su visita de 2015 en Filipinas, el Papa Francisco se reunió con unos 300 niños a quienes la Fundación ha ayudado.
(SD-PA) (Agencia Fides 27/10/2020)


Compartir: