Harare (Agencia Fides) – Se ha abierto en Zimbabue la causa de la beatificación de John Bradburne, un misionero laico franciscano de nacionalidad británica. Su vida y su testimonio de fe en medio de los leprosos serán examinados primero a nivel diocesano y luego en la Congregación para la Causa de los Santos en Roma. Si se reconocen sus virtudes, podría convertirse en el primer santo directamente relacionado con Zimbabue.
En septiembre, la noticia del comienzo del proceso de este laico “hacia la gloria de los altares” despertó gran atención en la cadena de televisión británica BBC. El padre Brian MacGarry, un jesuita que asistió a Bradburne en el momento de la guerra de independencia de Rhodesia, explica Fides: “Lo conocía bien y puedo decir con certeza que era un católico de profunda espiritualidad. El trabajo que hizo junto con los leprosos fue de gran valor, tanto a nivel médico como humano”.
Hijo de un vicario anglicano, Bradburne se convirtió al catolicismo después de servir en el ejército británico en Malasia y Birmania, donde también fue herido en combate. “Su fe era muy profunda. Trató de convertirse en cartujo, luego en benedictino y, por último, en miembro de la Congregación de Nuestra Señora de Sión. Ninguna de las tres órdenes, aunque reconoció su profunda espiritualidad, lo acogió. Se hizo Franciscano terciario. Era laico pero desde que ingresó a la Tercera Orden siempre vistió con hábito”.
En 1971 llegó a Rodesia para buscar “una cueva para rezar”. En 1964 se unió a una colonia de leprosos en Mutemwa que se convertirá en su comunidad. El jesuita recuerda: “La colonia estaba sucia y la gente estaba sucia. No había medicinas, ni ropa, y la gente tenía hambre. Se ocupó de las necesidades de todos: alimentar a las personas y lavar y vendar sus heridas”. Todos los días durante una década, tuvo la misma rutina. Se levantaba a las 3 de la mañana para bañar a los pacientes leprosos. Les ayudaba a comer y los acompañaba a rezar. Su único tiempo libre era un paseo de cinco kilómetros.
En 1979, comenzaron los enfrentamientos con los habitantes de un pueblo cercano. Los leprosos los acusan de destruir sus cultivos haciendo pastar a los animales en sus campos. Bradburne se ofreció para mediar. “Los aldeanos lo llevaron ante el comandante local Zanla (Zimbabwe African National Liberation Army, el ala militar de Zanu, un movimiento que luchó contra el régimen segregacionista y ahora un partido de poder)”, recuerda el Padre MacGarry. “Fue acusado de ser un espía porque había defendido a los leprosos. El comandante estaba convencido de que John era inocente, pero tenía enemigos en la aldea por lo que no pudo ofrecerle protección si permanecía allí. Se ofreció a enviarlo a Mozambique. John se negó diciendo que su lugar estaba con los leprosos. Sin protección, terminó asesinado por los habitantes del pueblo que lo mataron en la calle”.
El padre Brian sin embargo discrepa con aquellos que tienen la intención de hacer de Bradburne un ícono para ser venerado. “John era un buen hombre, atento a los demás, según el espíritu evangélico de Francisco de Asís. Vivía con los leprosos que eran los últimos de los últimos. Tenía sus fallos, como todos los hombres. Probablemente si supiera que se ha iniciado el proceso de su beatificación, sonreiría y volvería a atender a los leprosos”.
(EC) (Agencia Fides 23/10/2019)