La región es inestable, escenario de constantes disputas. "El ex presidente Joseph Kabila -observa el padre Alberto- ha dejado formalmente el poder, pero parece que, de hecho, todavía gobierna la balanza del poder. Aquí se rumora que, en el pasado, Kabila hizo un pacto perverso con Ruanda prometiendo, a cambio de apoyo, una mano libre en la región oriental congoleña. Se teme que la inestabilidad actual y la injerencia de Rwanda sean el resultado de esa promesa".
La población está agotada. No hay trabajo, no hay perspectivas de futuro. La pobreza es generalizada. "Los padres de familia no tienen trabajo -repite el misionero- y no pueden enviar a sus hijos a la escuela ni pagar la atención médica. En los últimos días ha muerto una viuda, dejando seis huérfanos, porque no tenía dinero para cuidar de sí misma. En 2019 algo así no puede ni debe ocurrir".
Incluso los jóvenes sufren: ven el paisaje miserable que les rodea y lo comparan con la imagen rica y opulenta que llega, a través de la televisión o de Internet, de Europa y América del Norte. Por eso los jóvenes sueñan con emigrar. "Ven países ricos con muchas oportunidades y por eso quieren escapar. Tratamos de disuadirlos y convencerlos de que se queden, para que la RD Congo crezca. No sé si podremos. Sé que aquí la gente vive un drama infinito que 7 cada día a las manos de Dios", dice el religioso. (CE) (Agencia Fides 17/7/2019).