Archdiocese of hanoi
Por Andrew Doan Thanh Phong
Hanoi (Agencia Fides) – «Es mejor ser ciudadano de un país libre que rey de un país esclavista». Esta famosa frase del rey Bao Dai, último monarca del régimen feudal de Vietnam, fue pronunciada durante la histórica ceremonia de abdicación celebrada la tarde del 30 de agosto de 1945 en la antigua capital Huế, en el centro del país. En ese momento, Bao Dai entregó el sello real y la espada, símbolos del poder monárquico, al representante del Gobierno provisional de la República Democrática de Vietnam. Este acontecimiento marcó oficialmente el fin de la monarquía, cerrando el capítulo de la dinastía Nguyễn y abriendo el camino a un nuevo régimen democrático.
Dos días después, el 2 de septiembre de 1945, en la plaza Ba Dinh de Hanoi, el presidente Ho Chi Minh proclamó solemnemente el nacimiento de la República Democrática de Vietnam en nombre del Gobierno provisional. En su Declaración de Independencia, Ho Chi Minh afirmó: «Todos los hombres son creados iguales. El Creador les ha dotado de ciertos derechos inalienables; entre ellos se encuentran el derecho a la vida, el derecho a la búsqueda de la libertad y la felicidad…». Para una nación que había soportado largas guerras, la explotación de dinastías feudales y la dominación extranjera, estos derechos representaban no solo los deseos de todo el pueblo vietnamita, sino también la aspiración humana universal hacia el progreso y la prosperidad.
Actualmente, Vietnam atraviesa una fase de elevado crecimiento económico, que en 2024 alcanzó el 7,09 % anual. También ha aumentado significativamente el número de vietnamitas que viajan al extranjero, con aproximadamente 11 millones de personas en 2024. Asimismo, Vietnam se ha consolidado como un destino seguro para el turismo internacional, recibiendo unos 17,5 millones de visitantes extranjeros durante el mismo año.
En el marco del desarrollo económico y social de Vietnam, los católicos han desempeñado un papel activo en múltiples ámbitos, desde la economía y la seguridad hasta los asuntos sociales. Los medios estatales han destacado con frecuencia su contribución con declaraciones como: «Los católicos vietnamitas han llevado a cabo muchas actividades útiles para contribuir al desarrollo del país», citando su labor en la construcción de casas y puentes para los pobres en zonas remotas, el suministro de agua potable en áreas rurales, la participación en la lucha contra la pandemia de Covid-19 y la asistencia durante catástrofes naturales. «Estas actividades -se afirma- demuestran el patriotismo y la responsabilidad social de la comunidad católica vietnamita». Asimismo, los medios reconocen que «los católicos participan activamente en la construcción de zonas residenciales seguras, manteniendo la seguridad y el orden en su ciudad natal. Muchas parroquias se han convertido en ejemplos luminosos de convivencia, solidaridad y armonía con los no católicos».
Antes de 1945, la comunidad católica vietnamita contaba con menos de 2 millones de fieles distribuidos en 12 diócesis. Hoy, ese número ha superado los 7 millones, presentes en 27 diócesis, con unos 30.000 sacerdotes, religiosos y religiosas de distintas órdenes y congregaciones. La Iglesia ha contribuido al desarrollo del país y a fortalecer la presencia de los católicos en la vida social de Vietnam.
En la provincia de Binh Duong, parte de la diócesis de Phu Cuong, con una importante población católica, el diario del Ejército Popular de Vietnam ha señalado: «Junto con la comunidad social, los católicos locales han transformado Binh Duong en una provincia rica y moderna, pasando de una economía agrícola a una estructura industrial especializada». Además, los católicos participan activamente en movimientos de emulación patriótica, siguiendo lemas como «Vivir una buena vida social y una vida religiosa ferviente» o «Vivir el Evangelio en el corazón de la nación».
La Iglesia vietnamita promueve una fe integrada con la tradición nacional, según la Carta General del Consejo Episcopal de 1980: «Nuestra Iglesia está profundamente arraigada en la nación, estamos decididos a estar unidos al destino de nuestra patria, siguiendo la tradición nacional e integrándonos en la vida actual del país, porque esta patria es donde Dios nos llama a vivir como sus hijos. Además, este país es también el seno materno que nos lleva en el proceso de realización de nuestra vocación como hijos de Dios».
En el ámbito económico, los informes gubernamentales destacan que las regiones con presencia católica han desarrollado ocupaciones tradicionales y modernas, creando empleo y contribuyendo al crecimiento económico local.
Durante la celebración del 80º aniversario de la Fiesta Nacional de Vietnam, a pesar de las fuertes lluvias provocadas por el tifón Kajiki los días 25 y 26 de agosto de 2025, miles de vietnamitas de todo el mundo se desplazaron a Hanoi para participar en los ensayos del gran desfile nacional. Se estima que más de 30.000 invitados y delegados han asistido a la ceremonia del 2 de septiembre, acompañados por 16.000 soldados que han desfilado con modernos equipos militares. Centenares de miles de personas han presenciado el evento en las calles y decenas de millones lo han seguido a través de los medios de comunicación.
(Agencia Fides 2/9/2025)