Al volver a leer la Encíclica Humanae Vitae, en el 50° aniversario da su promulgación (1968-2018), uno se da cuenta de que la filosofía de la "sacralidad de la vida", tema central de la Humanae Vitae, que hay que defender, promover y sostener, no es para nada diferente de todo lo que constituye el fundamento ético-cultural del universo africano. Todo el universo ético-cultural del África se basa fundamentalmente en el principio de que "la vida es sagrada" en su naturaleza intrínseca y que debe ser acogida, celebrada, defendida con la dignidad que merece. Esta es la enseñanza fundamental de la Humanae Vitae.
La sacralidad de la vida, en el universo ético-cultural africano, se basa en su naturaleza de ser "un don de Dios". Un don de Dios que se materializa en el niño por nacer. En las dinámicas ético-culturales de los pueblos africanos, el niño es un don de Dios. Cada nacimiento es un signo de la bendición de Dios, y es por esto que la protección de la mujer, y en particular de la mujer embarazada, es esencial para el pueblo africano. Al contrario de cuanto se dice sobre el trato que reciben las mujeres en las culturas africanas, a menudo dibujado como negativo, la mujer goza de gran respeto y dignidad porque es portadora de vida a través del embarazo. El embarazo ya tiene un rostro humano. El niño por nacer ya es un ser vivo que debe ser protegido y defendido, sostiene la moralidad de la Humanae Vitae. Este niño está destinado a formar parte de una familia, que es también una institución divina (...)