Juba (Agencia Fides) - “No estamos definidos por nuestro pasado sino por nuestro presente así que no importa cuán doloroso haya sido nuestro pasado. Siempre se puede volver a empezar. Queremos olvidar las heridas del pasado y caminar hacia la paz”, así se expresó monseñor Eduardo Hiiboro Kussala, obispo de Tombura-Yambio, durante su intervención en la Conferencia de Gobernadores de Sudán del Sur sobre la paz (Interstate Governors’ Strategic Intervention Conference for Peace), y que llevó por título “La paz dentro y fuera de las fronteras”. La Conferencia, que tuvo lugar en Yambio del 27 al 30 de noviembre, fue organizada por el Joint Monitoring and Evaluation Committee (comité conjunto de vigilancia y evaluación JMEC), en colaboración con el Interfaith Council for Peace Initiative, organismo del que forma parte la Iglesia católica y las principales organizaciones religiosas de Sudán del Sur para promover la paz. El JMEC es responsable de la vigilancia y la supervisión del acuerdo de paz para Sudán del Sur (Agreement on the Resolution of the Conflict in the Republic of South Sudan, ARCSS) firmado en 2015 bajo el auspicio del IGAD (comunidad económica y política formada por Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Uganda).
Pese al acuerdo de paz, la guerra civil en Sudán del Sur continua. Como dice monseñor Kussala, Sudán del Sur es “una tierra bendecida por sus recursos naturales. Dios y la naturaleza nos han dado suficiente como para hacernos ricos y prósperos a todos. Pero, a pesar de estas bendiciones, tenemos un pasado doloroso”, continua monseñor Kussala. Sudán del Sur nació en el 2011 tras décadas de guerra civil contra el régimen sudanés. Después de la separación de Jartum, en 2013 estalló el conflicto civil entre el presidente Salva Kiir y el ex vice presidente Riek Machar, un conflicto que ha provocado decenas de miles de muertos, millones de desplazados internos y refugiados en otros países. El conflicto pronto adoptó tintes étnicos, un hecho que monseñor Kussala explicó también a la luz de las rápidas transformaciones globales: “Dada la incertidumbre en el mundo de hoy y los cambios tan rápidos, existe la tentación de forjar identidades, especialmente tribales, que dan un sentido de certeza, que son como una protección contra el cambio”.
Por ello, según el obispo, es necesario fijarse en los jóvenes, darles una mejor educación y una formación profesional de calidad. Hace falta además que los Estados de la Federación Sud-sudanesa creen proyectos comunes a nivel económico e iniciativas de paz transfronterizas: “Invertir en la esperanza, invertir en la paz. La paz es posible porque es el único camino”, concluyó monseñor Kussala. (L.M.) (Agencia Fides 4/12/2017)