Ciudad de México (Agencia Fides) - Más de 1 millón 200 mil madres mexicanas de origen campesino se han convertido en cabezas de familia a través de la migración de sus esposos e hijos mayores que se han marchado en busca de oportunidades de trabajo a las ciudades. Al quedarse solas, son explotadas en las fábricas y privadas de sus derechos fundamentales. Según la Confederación Nacional Campesina (CNC), las más afectadas por el desempleo, la pobreza y el aumento de los precios, son unos 13 millones de mujeres que viven en comunidades rurales. De ellas, sólo a 610.000 se reconocen los derechos sobre la tierra. De hecho, la población femenina representa sólo el 14,2% de los casi 3,5 millones de titulares de derechos agrarios en México. La CNC también ha declarado que en las zonas rurales el 37,7% de las mujeres de hasta 24 años de edad sufren de pobreza alimentaria; las que oscilan entre 25 y 44 años, son el 34,8%; de 45 a 64 años, el 31,1%, y de 65 en adelante, son el 32,2%. Según las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una madre mexicana que vive en zonas rurales trabaja un 53% más que los hombres y cuatro horas más que las mujeres que viven en zonas urbanas. Sin embargo, sus salarios son mínimos e insuficientes debido a los recientes aumentos de los precios que llegan hasta un 400% en comparación con 2012, de los productos de primera necesidad, tales como huevos, tomates, pimientos. (AP) (16/5/2013 Agencia Fides)