AFRICA - Unos 2.64 millones de fetos mueren después de la vigésimo octava semana de embarazo, especialmente en los países más pobres

viernes, 15 abril 2011

Nairobi (Agencia Fides) – El número anual de bebes que nacen muertos en todo el mundo es el doble con respecto al de las personas que mueren de enfermedades asociadas con el VIH. Según la revista semanal científica The Lancet, unos 2.64 millones de fetos mueren después de la vigésimo octava semana de embarazo, principalmente en países con un rédito bajo o medio. Las principales causas son las complicaciones del parto, las infecciones maternas durante el embarazo, los trastornos como la hipertensión y la diabetes, la restricción del crecimiento fetal y anomalías congénitas. Según los expertos, para hacer frente a este flagelo social sería suficiente una mayor atención a la asistencia prenatal.
En países como Kenya, las estructuras sanitarias están saturadas. En el Madiany Hospital del Distrito de Rarieda, en la provincia occidental de Nyanza, los médicos y las enfermeras de obstetricia se enfrentan diariamente a partos de muertes prenatales; los trabajadores sanitarios están desbordados por las madres embarazadas de todo el distrito, incluso aunque las mujeres que acuden al hospital para el tratamiento sólo son una pequeña parte. Los centros sanitarios de Nyanza son pocos y muy separados los unos de los otros, y sucede que muchas mujeres pierden a sus bebés durante el largo viaje desde casa al hospital, mientras que otros mueren porque sus madres eligen dar a luz en casa. Más de la mitad de todas las mujeres keniatas dan a luz sin la ayuda de personal médico capacitado.
Según la revista The Lancet, alrededor de 1,2 millones de todas las muertes fetales ocurren durante el parto. “En Uganda, sólo el 42% de mujeres reciben una atención adecuada en el parto", informa el coordinador nacional del The White Ribbon Alliance, una ONG internacional que se ocupa de la salud materna. Hace falta una asistencia específica al nacer y la atención obstétrica de emergencia; información básica y acceso a los servicios sanitarios para los usuarios, así como competencias, conocimientos y recursos de los trabajadores sanitarios. Otras medidas incluyen el suministro de suplementos de ácido fólico, la distribución en zonas endémicas de malaria de mosquiteras tratadas con insecticidas y la supervisión periódica de la sífilis durante las visitas prenatales. (AP) (15/4/2011 Agencia Fides)


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