Medan (Agencia Fides) - Del mal puede nacer el bien. De la tragedia, esperanza y nueva vida. Este es el mensaje que la provincia de Banda Aceh (al norte de la isla de Sumatra), destruida por el tsunami en 2004, envía a Haití, afectada por el terremoto del 12 de enero. Según cifras oficiales, en Haití hay 112 mil muertos, 196 mil heridos, 2 millones de personas con necesidad de asistencia humanitaria básica, entre los cuales 200 mil huérfanos.
En Aceh, el tsunami de diciembre de 2004 devastó el territorio, dejando 160 mil muertos y más de 500 mil personas sin techo, arrasando ciudades y pueblos enteros. Aceh, de definía como “provincia rebelde”, un lugar de movimientos terroristas y separatistas. Es la provincia de Indonesia donde desde 2002 está en vigor la Sharia, que preocupa a los no musulmanes.
Cinco años después del desastre, hoy Banda Aceh, la capital provincial, es el símbolo del “triunfo sobre el tsunami”, un lugar donde la calidad de vida es alta, donde se respira la armonía religiosa, donde “ha ocurrido un renacimiento que ofrece esperanza para el mundo, especialmente el pueblo de Haití”, dice a Fides Mons. Antonio Sinaga, OFM Cap, Arzobispo de Medan, la principal ciudad del norte de Sumatra. El tsunami fue el impulso para un nuevo comienzo.
Mons. Sinaga destaca a Fides: “La gente hoy es muy abierta, humana y socialmente. Banda Aceh se ha convertido en una ciudad internacional y de la tragedia del tsunami ha revivido una ciudad socialmente muy diferente. Hay mucha gratitud por la ayuda recibida del extranjero, especialmente de los Estados Unidos y de los países europeos, llamados “países cristianos”, que han permitido reconstruir más de 140 mil viviendas”.
Gracias a la ayuda, por un valor total de más de 6.7 billones de dólares, se han reconstruido también 1.700 escuelas, 996 edificios públicos, 36 aeropuertos y puertos, 3.800 mezquitas, 363 puentes y más de 20.000 kilómetros de carreteras. “Es comprensible por qué hoy se llama amigos o incluso hermanos a los ciudadanos de los países donantes”, señala el Arzobispo.
“La mejora es significativa: la ciudad es pacifica en todos los niveles. No existe tensión social, ni interreligiosa y el clima político es muy favorable. El bienestar social y económico es mayor que en otras zonas de Sumatra”, continúa el Prelado.
“Los cristianos viven en libertad y tranquilidad. La Iglesia católica ha establecido una buena relación con el gobierno y las autoridades civiles en un clima de diálogo y confrontación pacífica. Incluso las relaciones con los líderes musulmanes locales son más que buenas”, dice el Arzobispo, tranquilizador incluso en otro punto: la Sharia.
“La ley islámica, vigente en la provincia, no es un problema: las autoridades, los medios de comunicación, los tribunales han dicho que se aplica solo a los ciudadanos musulmanes y que los creyentes de otras religiones puedan vivir libremente. Hay que decir que esto es muy claro a nivel oficial, mientras que a nivel popular - especialmente en las aldeas remotas y culturalmente tradicionalistas, que no han estado en contacto con la modernidad - la situación es más difícil y hay restricciones que a veces causan problemas a la población”.
Por ello, algunos grupos de trabajo para la tutela de los derechos humanos, tales como la ONG de Indonesia “Kontras”, han denunciado “la violación de los derechos humanos y de la misma legislación del gobierno de Indonesia, en la aplicación de las penas que impone la Sharia”.
“A pesar de todo, en conjunto las condiciones sociales de la población y de los cristianos (4.000 fieles de 3,5 millones de habitantes de Aceh) han mejorado considerablemente - Señala el Arzobispo - y hay buenas perspectivas. Ciertamente, la Iglesia Católica no está todavía autorizada a crear nuevas instituciones sociales, como escuelas y hospitales, pero las esperanzas están creciendo. A nuestra intención de abrir una clínica en Aceh, el gobernador nos ha dicho que apoya este proyecto, pero que piensa reenviarlo a un momento en que el clima social y cultural en Aceh lo permita. Creo que ese momento se acerca”, concluye Mons. Sinaga. (PA) (Agencia Fides 9/2/2010)