ASIA/CHINA - Una historia misionera: la diócesis de Sanyuan celebra 400 años de obras apostólicas en Shaanxi

martes, 30 septiembre 2025

xinde.org

Sanyuan (Agencia Fides) – La diócesis de Sanyuan, en la provincia noroccidental china de Shaanxi, celebra el Jubileo de la Esperanza y, al mismo tiempo, conmemora los 400 años desde el nuevo inicio del anuncio del Evangelio en la región. Las celebraciones coinciden con la décima edición de la Exposición de Arte Cristiano, inaugurada en los locales anexos a la catedral por el obispo Giuseppe Han Jinying, el 26 de septiembre.

En esa ocasión, según informa el sitio web de información eclesial chino xinde.org, el obispo Han también ha inaugurado una estatua de Filippo Wang Zheng, el primer católico de la provincia. Es un gesto que muestra cómo la comunidad local de bautizados conserva con gratitud la memoria del camino recorrido por la Iglesia en Shaanxi a lo largo de generaciones.

Mandarín e ilustre científico en el campo de la cultura agrícola durante la dinastía Ming, Filippo Wang es reconocido como el «iniciador» de la presencia católica en Shaanxi en los últimos cuatro siglos. Gracias a sus compromisos en la corte imperial, viajaba con frecuencia a la capital, donde conoció a varios misioneros llegados de Occidente, como el padre Diego de Pantoja. Atraído por la fe católica, Wang Zheng fue bautizado entre 1615 y 1616, tomando el nombre de Felipe y convirtiéndose en el primer católico bautizado en Shaanxi en la era moderna.

En 1625, durante un período de luto, Wang envió a los misioneros residentes en Pekín la petición de enviar a uno de ellos a Shaanxi. En abril de ese mismo año llegó el jesuita Nicolas Trigault, que se dirigió a Jingyang, ciudad natal de Wang Zheng, donde bautizó a los miembros de su familia y fundó una capilla dentro de su residencia.

Desde ese momento, hace exactamente 400 años, el catolicismo comenzó a difundirse por todo Shaanxi a partir de la «base» de Jingyang.
En presencia de las autoridades civiles, en la jornada inaugural de las celebraciones, el obispo Giuseppe Han dirigió la oración de la asamblea para invocar la paz en el mundo, la prosperidad en el país, la armonía y la estabilidad social, y el bienestar del pueblo.
En la diócesis de Sanyuan está arraigada una antigua tradición que integra el arte y la cultura en la labor de anunciar el Evangelio. Especialmente a través del arte caligráfico y la pintura tradicional china, los artistas de la diócesis armonizan la sabiduría antigua con las necesidades contemporáneas, conservando las tradiciones locales para expresar también su fe cristiana.

La obra apostólica en la provincia de Shaanxi en la era moderna contó con la contribución de ilustres jesuitas (además de Diego de Pantoja y Nicolas Trigault, también Johann Adam Schall von Bell) y, posteriormente, de los franciscanos. Según una tradición local, el jesuita astrónomo, literato, geógrafo y matemático Giulio Aleni llegó a Shaanxi hacia 1620 y, durante su estancia, enseñó a la población local a cultivar la uva, lo que permitió la producción de vino, indispensable para la celebración de la Santa Misa. En 1628, gracias a una donación de Wang Zheng, se construyó la primera iglesia católica de la provincia, consagrada con una liturgia en la que se administraron 50 bautismos. En las décadas siguientes, Shaanxi llegó a concentrar más del 40 % de los 150.000 católicos bautizados de toda China.
En 1696, la Santa Sede instituyó el Vicariato Apostólico de Shaanxi, nombrando como primer vicario apostólico al franciscano Basilio Brollo (1696-1704).

En 1723, el emperador Yongzheng de la dinastía Qing promulgó varios decretos que prohibían la predicación cristiana, confiscaban las iglesias y expulsaban a muchos misioneros. Los franciscanos y los misioneros que permanecieron se vieron obligados a pasar a la clandestinidad. En 1890, las primeras misioneras Franciscanas Misioneras de María iniciaron su labor en Shaanxi, seguidas por los misioneros del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME).

En las primeras décadas del siglo XX, las obras de caridad fueron también un instrumento valioso y eficaz para dar testimonio del amor de Cristo por todos y mantener vivo el impulso misionero de la Iglesia en Shaanxi. La urgencia de formar sacerdotes autóctonos para responder a las crecientes necesidades pastorales del pueblo de Dios llevó a la creación de seminarios e instituciones educativas en las ocho diócesis de la provincia. Varios seminaristas de Shaanxi fueron enviados en esas décadas a Roma, para estudiar en la Pontificia Universidad Urbaniana. En ese período se consolidó la red eclesial de comunidades e instituciones que aún hoy manifiesta la vitalidad de la Iglesia en esa región de China.
(NZ) (Agencia Fides 29/9/2025)


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