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Yangon (Agencia Fides) - Una celebración y una cena, con motivo de la Navidad y para desear lo mejor para el Año Nuevo, han involucrado a más de 600 representantes de las Iglesias cristianas de Myanmar, de diferentes denominaciones, junto a funcionarios del gobierno, miembros del gobierno e incluso el general actualmente jefe de la junta militar en el poder, Min Aung Hlaing. La celebración, que tuvo lugar hace unos días en el complejo de la catedral católica de Santa María en Yangon, brindó la oportunidad de hablar de paz, justicia y prosperidad en la nación, manteniendo un canal abierto con los actuales dirigentes en el gobierno, señalan fuentes de la Agencia Fides.
No se trató de un momento en el que los líderes de las Iglesias cristianas, incluida la católica, «hicieran una alianza o reservaran un acomodo con el poder militar», como han escrito algunos órganos de prensa sobre el evento, criticado incluso por algunos sacerdotes y laicos birmanos de la Iglesia católica.
La celebración, que tradicionalmente tiene lugar cada fin de año, se celebró en la catedral de Santa María de Yangon, según una rotación permanente entre las distintas Iglesias, y la organización fue compartida y apoyada por cuatro organismos eclesiales cristianos: la Conferencia Episcopal Católica de Myanmar; el Consejo de Iglesias de Myanmar; el Consejo de la Asociación Evangélica de Myanmar; y la Asociación de la Misión Sabbath del Myanmar.
El cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon, hizo los honores y dio la bienvenida a todos los invitados, incluido el general Min Aung Hlaing. Según la red de «Católicos Independientes por la Justicia en Myanmar», un grupo de birmanos bautizados que viven en el extranjero, «la reunión no representa los deseos de los fieles birmanos».
Según los fieles presentes, la reunión fue una oportunidad para hablar y rezar por la paz, como subrayó el cardenal Bo, quien, en su discurso a los presentes, citó amplios extractos del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, tocando el tema de la deuda externa y la responsabilidad de los países más ricos frente a los empobrecidos por diversas razones. El cardenal subrayó a continuación que la fiesta de Navidad y el nuevo Año Jubilar «traen un mensaje de alegría y amor que urge aplicar en el contexto de Myanmar». «Nuestra querida nación anhela y necesita la paz», dijo, pidiendo el fin de la violencia por parte de todos los actores implicados. «Que 2025 – deseó - sea un año de reconciliación y de reasentamiento de los refugiados de nuestro pueblo», en referencia a los más de tres millones de desplazados internos que hay en el país como consecuencia del conflicto civil, una cifra que no deja de crecer desde hace al menos tres años.
El llamamiento se ha hecho eco de una declaración conjunta de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, hecha pública en los últimos días y firmada conjuntamente por los gobiernos de Estados Unidos, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido, Noruega, Corea del Sur, Suiza y Timor Oriental.
«Instamos al régimen militar y a todos los actores armados de Myanmar a que reduzcan la violencia, respeten el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos, protejan a los civiles y permitan un acceso humanitario pleno, seguro y sin trabas para que la ayuda pueda llegar a todas las personas necesitadas», pide el documento.
En el documento se señalan «los abusos contra los derechos humanos y las violaciones del derecho internacional humanitario cometidos contra la población civil» en el conflicto, como el secuestro y reclutamiento forzoso de niños, los bombardeos aéreos contra civiles e infraestructuras, el incendio de viviendas y los ataques contra trabajadores e instalaciones humanitarias. La declaración reitera «el pleno apoyo al papel central de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) en la búsqueda de una solución a la crisis, y al rol del Enviado Especial del Secretario General de la ONU para Myanmar».
(PA) (Agencia Fides 9/1/2025)
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