ASIA/AZERBAIYÁN - La COP29 de Bakú y las grandes reuniones internacionales, terreno propicio para las dinámicas económicas y geopolíticas internacionales

lunes, 4 noviembre 2024 geopolítica   ambiente   ecología   guerras   política internacional  

Por Cosimo Graziani

Bakú (Agencia Fides) - Del 11 al 22 de noviembre se celebrará la Conferencia anual de las Partes (COP) sobre el medio ambiente organizada por las Naciones Unidas, que llega a su 29ª edición. Como es bien sabido, este año la Conferencia se celebrará en Bakú, Azerbaiyán, un país que basa su economía y su desarrollo en la explotación de los hidrocarburos.

No es la primera vez que la COP es organizada por un productor de petróleo o gas: el año pasado fue el turno de Emiratos Árabes Unidos y en 2012 Qatar. Pero este y otros aspectos del país anfitrión, unidos a la actual situación política mundial, hacen que la conferencia de este año sea especialmente importante, no solo en cuestiones medioambientales.

En el centro de los debates de la COP29 estará la revisión de los Objetivos Colectivos Cualificados (Ncqg) para la financiación ecológica. Se trata de formular nuevos objetivos económicos en términos de apoyo a los países en desarrollo para que se adapten y mitiguen los efectos del cambio climático. El punto de partida es el compromiso que los países desarrollados, históricamente responsables de la mayor parte de las emisiones de CO2, adquirieron ya en 2009, a saber, destinar 100.000 millones de dólares anuales. En la situación actual, esa cifra ya no es suficiente y habrá que aumentarla necesariamente. Queda por ver si se alcanzará entonces objetivamente, dado que el umbral indicado anteriormente, de 100.000 millones de dólares anuales, nunca ha llegado a alcanzarse.
Otro tema relevante de la agenda es la revisión del artículo 6 del Acuerdo de París, que regula el mercado de emisiones entre Estados.

De cara a la organización de la conferencia, Azerbaiyán se ha coordinado en los últimos años con Emiratos Árabes Unidos y Brasil, próximo organizador de la COP, para que la agenda esté lo más conectada posible con el pasado y el futuro.

Como parte de la acción de este año, la organización azerbaiyana ha puesto en marcha una serie de iniciativas ecológicas paralelas a las negociaciones relacionadas con el evento. Entre ellas figura la creación de una plataforma de diálogo entre particulares, organismos gubernamentales y ONG, que debería ser una herramienta de apoyo para los países en desarrollo en la preparación y presentación de sus Informes Bienales de Transparencia (IEB), los informes que a partir de este año todos los países deben presentar cada dos años para ilustrar las medidas que han aplicado en la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, existe un grave riesgo de que los temas medioambientales pasen a un segundo plano, eclipsados por cuestiones relacionadas con el propio país organizador.
Dos cuestiones en particular están en el origen de las críticas dirigidas a Bakú antes del comienzo de la conferencia: el peso de los hidrocarburos en la economía nacional y el perfil de su régimen político.

Socar, la empresa nacional de hidrocarburos de Azerbaiyán, aumentará la extracción de gas en los próximos años para cumplir los contratos firmados con los países europeos, para los que Azerbaiyán es el país que ha sustituido a Rusia en el suministro de fuentes de energía. Por tanto, existen dudas sobre hasta qué punto el país puede contribuir realmente a un acuerdo climático efectivo, y sobre si las voces críticas podrán ser realmente escuchadas en la conferencia. En el reglamento de la COP29, el artículo 16 establece que deben respetarse las leyes de la República de Azerbaiyán, una frase que puede interpretarse como luz verde para la eliminación de voces críticas, políticas o de otro tipo, durante los procedimientos de la COP. El gobierno azerbaiyano ha respondido a tales interpretaciones subrayando que no se aceptará la intromisión extranjera en el desarrollo de la conferencia. Pero la participación de representantes de ONG es una piedra angular de las negociaciones de la conferencia, y limitar su presencia corre el riesgo de afectar al proceso de toma de decisiones y al resultado final.

Aún más relevante es la posible interferencia entre la COP y cuestiones delicadas de política exterior. Durante meses, el mensaje enviado por Bakú ha sido que quiere llevar a cabo una «COP de paz» en clara relación con la crisis entre Armenia y Azerbaiyán, aunque las referencias explícitas hechas hasta ahora se refieran a crisis en Europa y Oriente Medio.
(Agencia Fides 4/11/2024)


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