ASIA/LIBANO - “El justo crecerá como cedro del Líbano”. Proclamado beato el Patriarca Esteban Douayhy

sábado, 3 agosto 2024 santos   iglesias orientales   causa de beatificación  

Beirut (Agencia Fides) - “El justo florecerá como la palma, crecerá como el cedro del Líbano”. La homilía del cardenal Marcello Semeraro comenzó con la cita del Salmo 92 durante la solemne celebración litúrgica de beatificación de Stefano Douayhy (1630-1704), patriarca de Antioquía de los maronitas. La ceremonia tuvo lugar el viernes 2 de agosto en presencia del actual patriarca maronita, el cardenal Béchara Boutros Raï. Ante la multitud de más de 10.000 personas reunidas en la sede patriarcal de Bkerké, entre ellos centenares de sacerdotes, religiosos y religiosas llegados de todas las diócesis maronitas del mundo, el Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, al relatar la figura del nuevo beato, expresó también el deseo de que “el Líbano siga siendo un lugar donde hombres y mujeres puedan vivir en armonía y paz unos con otros”.

El nuevo beato - recordó el cardenal Semeraro - fue patriarca de la Iglesia maronita durante más de treinta años, “en tiempos difíciles de persecución externa y disensión interna”. Durante esos largos años, “se puede decir que no conoció un solo día de paz”.

Sin embargo, “no había amargura en su corazón. Al contrario, dijo a quienes lo habían maltratado y perseguido: ‘Os perdono lo que me habéis hecho. Estoy dispuesto a sufrir más por amor del Señor, que sufrió y murió por mí’”. La memoria agradecida de Douayhy ha sido preservada durante siglos por los hijos de la Iglesia maronita. Su historia se entrelaza con las dificultades vividas por los cristianos maronitas y testimonia, de manera ejemplar, el vínculo de comunión que une a la Iglesia maronita y a la Iglesia de Roma.

Nacido el 2 de agosto de 1630 en Ehden (norte del Líbano) en el seno de una familia noble, después de haber estudiado también árabe y siríaco a los 11 años, fue enviado al Seminario Romano de los Maronitas, donde se doctoró en filosofía y continuó la búsqueda de manuscritos relacionados con la historia y la liturgia maronitas. De regreso a su tierra natal, fue ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1656. Desarrolló su apostolado en varias parroquias del Líbano y Siria, en particular en Alepo, dedicándose a ayudar a los pobres y contribuyendo al diálogo entre las Iglesias orientales y la Iglesia católica. En este período fue nombrado misionero de Propaganda Fide.

Después de una visita a Tierra Santa, en 1668 fue ordenado obispo y enviado a servir entre los maronitas en la isla de Chipre. El 20 de mayo de 1670 fue elegido Patriarca de los maronitas. Tenía sólo cuarenta años. Como Patriarca, también apoyó el renacimiento de las grandes órdenes religiosas maronitas, recondiciendo sus reglas monásticas, conformadas con las normas vigentes en el mundo latino, a las enseñanzas de San Antonio Abad, progenitor del monaquismo. Debido a la persecución y el acoso de los gobernantes, se vio obligado a refugiarse varias veces en los monasterios de las montañas o en las cuevas de Wadi Qannoubine. Murió en Qannoubine el 3 de mayo de 1704 y fue enterrado en la cueva de Santa Marina.

El beato Esteban llevó también a cabo una intensa actividad intelectual, publicando importantes escritos sobre la liturgia y la historia maronitas, sobre los misterios de la fe católica, sermones y otras obras de carácter filosófico y teológico. Tras el inicio del proceso de canonización, el 3 de julio de 2008 se promulgó el decreto sobre el ejercicio heroico de las virtudes del Patriarca Esteban. La curación milagrosa que abrió el camino a su beatificación fue la de Rosette Karam, madre de tres hijos, afectada por una poliartritis reumática que la había dejado discapacitada y, sin fuerzas, suspendió todo tratamiento. Su recuperación “instantánea, completa y duradera” se produjo después de una oración familiar ante la estatua del Patriarca que se encuentra frente a la iglesia de Ehden, lugar de nacimiento del nuevo beato.

“El principal protagonista de la invocación” relata la documentación difundida por el Dicasterio para las Causas de los Santos “fue la vecina que, con algunos miembros de la Fraternidad de la Inmaculada Concepción, condujeron a la enferma ante la estatua del Venerable Siervo de Dios que se encontraba cerca de sus casas y comenzó a orarle. Según un ritual local, la amiga invitó a Sanata a tomar un café en el que se había mezclado tierra recogida al pie de la estatua del Venerable Siervo de Dios, lo que ella hizo con gran fe. Después de beber el café, Rosette “sintió una fuerte sensación de ardor, se levantó y comenzó a caminar independientemente, dirigiéndose hacia la estatua para agradecer al Patriarca. Poco tiempo después recorrió aproximadamente un kilómetro para llegar a casa de su hermana y comunicarle personalmente la noticia de su recuperación”.
(GV/PR) Agencia Fides 3/8/2024)


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