ÁFRICA - La escisión en la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental parece irreversible.

sábado, 13 julio 2024 militares   golpe  

Roma (Agencia Fides) - El proceso de polarización en el Sahel se está intensificando, dividiendo a los Estados "moderados" prooccidentales y aquellos que buscan independizarse de las lógicas neocoloniales, apoyándose en potencias extra regionales como Rusia y China.

El 6 de julio, Malí, Burkina Faso y Níger formaron la Confederación de Estados del Sahel. Estos tres países, gobernados por regímenes militares surgidos de golpes de Estado, llevaban tiempo estrechando lazos para hacer frente común a la presión occidental, especialmente la de la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental). Esta última ha impuesto sanciones a los golpistas para restaurar la democracia. En septiembre de 2023, estos países crearon la Alianza de Estados del Sahel (AES) y, en enero de este año, anunciaron su salida de la CEDEAO (véase Fides 3/2/2024). En marzo, los miembros de la AES establecieron una fuerza conjunta para combatir a los grupos yihadistas que amenazan sus territorios. Por último, en la cumbre celebrada en Niamey (Níger) el 6 de julio, decidieron crear una verdadera confederación que abarca más allá de los acuerdos ya alcanzados en materia de defensa común, incluyendo asuntos como las finanzas, la economía, las infraestructuras, la sanidad y la educación.

El anuncio del 6 de julio se hizo la víspera de la cumbre de la CEDEAO que se inauguró el día 7 en Abuja, la capital federal de Nigeria, cuyo presidente, Bola Ahmed Tinubu, había adoptado una postura dura contra las juntas militares sahelianas. Sin embargo, esta posición no se ha traducido en una intervención militar de los países de África Occidental para restaurar en el poder a los gobiernos depuestos, como esperaba el presidente nigeriano. La ruptura entre las dos organizaciones regionales puede resumirse en las palabras del general Abdourahamane Tiani, líder de la junta militar de Níger, que ha pedido "una comunidad alejada del control de potencias extranjeras", añadiendo que los pueblos de los tres países han "dado irrevocablemente la espalda a la CEDEAO", considerada sumisa a la influencia de París. Por su parte, el nuevo "hombre fuerte" de Burkina Faso, el capitán Ibrahim Traoré, ha acusado a los gobiernos de Costa de Marfil y Benín de querer desestabilizar su país.

En respuesta a la creación de la Confederación de Estados del Sahel, el jefe de la Comisión de la CEDEAO, Omar Alieu Touray, ha advertido que los tres países corren el riesgo de "aislamiento diplomático y político" así como la pérdida de millones de euros en inversiones y la posible introducción de visados para sus ciudadanos que deseen viajar a los Estados miembros de la CEDEAO. Touray también ha alertado de que "además de las numerosas amenazas relacionadas con la paz y la seguridad, así como los retos relacionados con la pobreza, nuestra región también se enfrenta al riesgo de desintegración". Este riesgo se agrava por la lógica del conflicto entre potencias extranjeras que parece absorber a ambos bloques subregionales. Por un lado, Francia y Estados Unidos refuerzan los lazos militares con algunos países de la CEDEAO, especialmente Costa de Marfil, mientras que, por otro lado, los tres miembros de la AES han establecido vínculos militares con Rusia tras expulsar a las tropas occidentales de sus territorios (véase Fides 6/7/2024).

La visita a Burkina Faso de Saddam Haftar, hijo del general Khalifa Haftar, el "hombre fuerte" de Cirenaica que presume de excelentes relaciones con Moscú, podría interpretarse en este contexto. Saddam Haftar, comandante del Ejército Nacional Libio, llegó a Uagadugú el 9 de julio, sólo tres días después de la proclamación de la Confederación. Este gesto ha sido interpretado por los comentaristas occidentales como inspirado por Moscú, que desearía crear un "corredor" bajo su control que se extienda desde Malí hasta la costa mediterránea de Cirenaica.
(L.M.) (Agencia Fides 13/7/2024)


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