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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Ante el Pesebre, que recuerda el misterio del nacimiento de Jesús, lo que cuenta es el asombro. No basta mirar el Pesebre como una "cosa hermosa" o como una conmemoración histórica. Porque "ante el Misterio de la Encarnación del Verbo, ante el nacimiento de Jesús, necesitamos esta actitud religiosa de asombro". Y "si yo ante los Misterios no llego a este asombro, mi fe es siempre superficial". Así lo ha subrayado el Papa Francisco en un pasaje extemporáneo de la catequesis celebrada durante la Audiencia General de hoy miércoles 20 de diciembre, que se ha centrado en los orígenes del Belén, realizado por primera vez por San Francisco de Asís en Greccio, hace 800 años, en la Navidad de 1223. La intención del santo de Asís -ha subrayado el Pontífice al inicio de la catequesis, ante la multitud congregada en el Aula Pablo VI- no era "crear una bella obra de arte, sino suscitar, a través del belén, el asombro por la extrema humildad del Señor, por el sufrimiento que padeció, por amor a nosotros, en la pobre cueva de Belén".
Hoy -ha destacado el Papa Francisco - "el riesgo de perder lo que cuenta en la vida es grande, y paradójicamente aumenta precisamente en Navidad", cuando estamos "inmersos en un consumismo que corroe su sentido". Mientras que "el Belén nació para devolvernos a lo que cuenta: a Dios que viene a habitar entre nosotros, pero también a otras relaciones esenciales, como la familia, presente en Jesús, José y María, y los seres queridos, representados por los pastores. Las personas antes que las cosas".
El Pesebre - ha añadió el Obispo de Roma, en la catequesis - habla también de alegría". La alegría "que desborda del corazón cuando se toca con la mano la cercanía de Jesús, la ternura de Dios, que no deja solo, sino que consuela". Por eso, el Belén que uno puede montar en su propia casa "es como el pozo de la Biblia, es el lugar del encuentro, donde llevar a Jesús, como hicieron los pastores de Belén y la gente de Greccio, las expectativas y preocupaciones de la vida". Si, ante el pesebre, confiamos a Jesús lo que nos es querido, experimentaremos también nosotros "una alegría muy grande".
En la parte final de la Audiencia, en el momento de los saludos a los peregrinos de lengua italiana, el Papa Francisco también ha dirigido su pensamiento a "las víctimas y los heridos causados por el devastador terremoto que ha sacudido las provincias chinas de Gansu y Qinghai el pasado lunes". El Pontífice ha invitado también a no olvidar "a las poblaciones que sufren el mal de la guerra". Las guerras -ha recordado el Papa- son siempre una derrota. Sólo ganan los fabricantes de armas. Por favor, pensemos en Palestina, en Israel. Pensemos en la atormentada Ucrania que tanto sufre y pensemos en los niños en guerra. Las cosas que vemos. Vayamos al pesebre y pidámosle a Jesús la paz. Él es el príncipe de la paz".
(GV) (Agencia Fides 20/12/2023)