Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Vive su misión con total dedicación y escucha a los jóvenes sacerdotes estudiantes de todo el mundo, que pasan parte de su vocación en Roma, para completar sus estudios de teología: así es como el p. Lisandro Rivas Duran, sacerdote venezolano de los Misioneros de la Consolación, cuenta a la Agencia Fides sus siete años como Rector del Pontificio Colegio San Pablo. El Colegio, inaugurado por San Pablo VI el 3 de diciembre de 1965 (memorial litúrgico de San Francisco Javier), es un instituto bajo la jurisdicción de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos que tiene como finalidad la formación de los sacerdotes de los “territorios de misión”, según las necesidades de las respectivas diócesis de origen, organizaciones o congregaciones.
El p. Lisandro Rivas Duran presenta la vida del Colegio a la Agencia Fides, comenzando por la primera acogida que reciben los estudiantes a su llegada, procedentes de todo el mundo: “Por esta puerta pasan los sacerdotes que llegan al Colegio para estudiar en Roma: aquí seguirán su recorrido de formación. Es una puerta de acogida. Se abre esta puerta, pero también se abre a ellos nuestro corazón. Los acompañamos en este camino formativo gracias a un equipo de colaboradores: en el Colegio viven más de 190 sacerdotes de los territorios de Propaganda Fide (en Asia, África, América Latina, Oceanía) y que se quedan a estudiar en Roma de 3 a 5 años. Durante este tiempo he descubierto lo importante que es estar a su lado para escucharlos, animarlos, velar por sus dificultades y apoyarlos”.
El rector también señala: “Salir repentinamente de la propia realidad, cambiar de estilo de vida e ingresar a un curso de formación puede generar una situación de crisis: es necesario comprender una nueva cultura, conocer un nuevo entorno, aprender el idioma. Es un momento muy delicado para un sacerdote joven. El acompañamiento y apoyo a estas nuevas generaciones de sacerdotes es decisivo porque esta experiencia los marcará a lo largo de su vida. Soy un hermano mayor para ellos y estoy disponible para cualquier cosa, para cada necesidad”.
La pasión con la que el p. Rivas Duran se dedica a sus alumnos les hace sentir, durante su estancia en Roma, que forman parte de “una gran familia”, marcada por lazos humanos y espirituales que nacen y se fortalecen gracias a que comparten toda la vida cotidiana.
Por último, el Rector añade: “Cuando, después de terminar sus estudios, dejan el Colegio, a menudo me llaman y me dicen que sienten nostalgia del Colegio S. Pablo: esto me asombra y me reconforta, porque en este Colegio se vive realmente el sentido de pertenencia: la pertenencia no se compra, no se aprende, sino que se vive. Por eso tratamos, con la gracia de Dios y cultivando la fraternidad, de prestar un buen servicio a las Iglesias locales de todo el mundo”.
(MI) (Agencia Fides 9/1/2021)