VATICANO - El Papa a la ROACO: “Que no sea escatimado ningún esfuerzo para sacar a Siria de la actual situación de violencia y de crisis”

viernes, 22 junio 2012

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La audiencia de ayer con los participantes e la Asamblea anual de la Reunión de las Obras para la ayuda a las Iglesias Orientales (R.O.A.C.O.), ha dado la ocasión al Santo Padre Benedetto XVI de reafirmar su cercanía “a los grandes sufrimientos de los hermanos y de las hermanas en Siria, en particular a los pequeños inocentes y los más indefensos”. En su discurso el Papa ha afirmado: “Nuestra oración, nuestro compromiso y nuestra fraternidad concreta en Cristo, como bálsamo de consuelo, los ayude a no perder la luz de la esperanza en estos momentos de oscuridad, y obtenga de Dios la sabiduría del corazón para quien tiene la responsabilidad, a fin de que cese todo esparcimiento de sangre y violencia que solo lleva dolor y muerte y deje espacio a la reconciliación, a la concordia y a la paz. Que no sea escatimado ningún esfuerzo, también por parte de la comunidad internacional, para sacar a Siria de la actual situación de violencia y de crisis que dura ya mucho tiempo y peligra de convertirse en un conflicto generalizado cuyas consecuencias serían fuertemente negativas para el País y para la entera Región. También elevo un fuerte y sentido llamamiento para que, ante la necesidad extrema de la población venga garantizada la necesaria asistencia humanitaria, también a tantas personas que han tenido que dejar sus casas, algunos refugiándose en los Países vecinos: el valor de la vida humana es un bien precioso que siempre debe ser tutelado”.
En su discurso el Pontífice ha puesto de relieve como Oriente, “madre patria de antiguas tradiciones cristianas”, sufre de modo particular los efectos de este proceso socio-económico “que genera inseguridad e inestabilidad también a nivel eclesial y en el campo ecuménico e interreligioso. Se trata de factores que alimentan las endémicas heridas de la historia y que contribuyen para hacer más frágil el diálogo, la paz y la convivencia entre los pueblos, así como el respeto auténtico de los derechos humanos, especialmente el derecho a la libertad religiosa personal y comunitaria. Este derecho debe ser garantizado en su profesión pública y no solamente en términos culturales sino también pastorales, educativos, asistenciales y sociales; todos aspectos indispensables para su efectivo ejercicio”.
Por último el Santo Padre ha exhortado a los presentes a ser siempre “signos elocuentes de la caridad que mana del corazón de Cristo y presenta al mundo la Iglesia en su más auténtica identidad y misión, colocándola al servicio de Dios que es amor ”, y ha confiado a la intercesión de la Santísima Madre de Dios “las iglesias orientales en madre patria y en la diáspora… Que Ella vele también sobre el próximo viaje que –si Dios quiere- realizaré al Líbano para sigilar la Asamblea Especial para el Medio Oriente del Sínodo de los Obispos”. (SL) (Agencia Fides 22/06/2012)


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