VATICANO - “A las consagradas y consagrados se les ha concedido manifestar el primado de Dios, la pasión por el Evangelio practicado como forma de vida y anunciado a los pobres y a los últimos de la tierra”

jueves, 3 febrero 2011

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La Presentación de Jesús en el templo constituye un icono elocuente de la entrega total de la propia vida para quienes, hombres y mujeres, son llamados a reproducir en la Iglesia y en el mundo, mediante los consejos evangélicos, ‘los rasgos característicos de Jesús virgen, pobre y obediente’. Por ello la Fiesta de hoy fue elegida por el venerable Juan Pablo II para celebrar la Jornada anual de la Vida Consagrada”. Son las palabras con las que el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los miembros de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica reunidos la tarde del 2 de febrero en la Basílica del Vaticano para la celebración de las vísperas.
El Santo Padre ha presentado tres ideas para la reflexión sobre esta fiesta. “El icono evangélico de la Presentación de Jesús en el templo contiene el símbolo fundamental de la luz; la luz que, partiendo de Cristo, se irradia sobre María y José, sobre Simeón y Ana y, a través de ellos, sobre todos. Los Padres de la Iglesia unieron esta irradiación al camino espiritual. La vida consagrada expresa ese camino, de modo especial, como “filocalía”, amor por la belleza divina, reflejo de la bondad de Dios”. “En segundo lugar, el icono evangélico manifiesta la profecía, don del Espíritu Santo. Simeón y Ana, contemplando al Niño Jesús, ven su destino de muerte y de resurrección para la salvación de todas las gentes y anuncian tal misterio como salvación universal. La vida consagrada está llamada a ese testimonio profético, ligada a su doble actitud contemplativa y activa. A las consagradas y consagrados se les ha concedido manifestar el primado de Dios, la pasión por el Evangelio practicado como forma de vida y anunciado a los pobres y a los últimos de la tierra”. “En tercer lugar, el icono evangélico de la Presentación de Jesús en el templo manifiesta la sabiduría de Simeón y Ana, la sabiduría de una vida dedicada totalmente a la búsqueda del rostro de Dios, de sus signos, de su voluntad, una vida dedicada a la escucha y al anuncio de su Palabra. …La vida consagrada es en el mundo y en la Iglesia signo visible de esta búsqueda del rostro del Señor y de los caminos que conducen a Él”.
Por último el Pontífice ha invitado a los religiosos y a las religiosas a “escuchar asiduamente la Palabra, porque ¡toda sabiduría de vida nace de la Palabra del Señor!” y a “escrutar la Palabra a través de la lectio divina”, exhortándoles a dar un testimonio cristiano “luminoso y coherente” y a un esfuerzo educativo “cada vez más atento y generoso”. (SL) (Agencia Fides 3/02/2011)


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