VATICANO - El anuncio de la Navidad es “motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud”

martes, 28 diciembre 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad… Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud”. Son las palabras del Mensaje natalicio del Santo Padre Benedicto XVI, pronunciado durante el día de Navidad, el sábado 25 de diciembre, desde la cátedra central de la Basílica Vaticana antes de impartir la bendición Urbi et Orbi.
Mirando la situación mundial, el Papa ha proseguido: “La luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelitas y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo el Medio Oriente, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas”.
Después el Papa ha solicitado la solidaridad internacional para cuantos en Haití “sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera”, y ha exhortado a no olvidar a las victimas de las recientes calamidades naturales en Colombia, Venezuela, Guatemala y Costa Rica. Esperando además que se abran “perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil”. El nacimiento del Señor “promueva la estabilidad política y social en Madagascar; lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; favorezca la reconciliación en la Península coreana”.
El Pontífice ha continuado diciendo: “la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del «Dios con nosotros» otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos”. (SL) (Agencia Fides 28/12/2010)


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