VATICANO - La humanidad no puede mostrarse resignada a la fuerza negativa del egoísmo y de la violencia; no debe acostumbrase a conflictos que provocan víctimas y ponen en riesgo el futuro de los pueblos.

lunes, 3 enero 2011

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La humanidad no puede mostrarse resignada a la fuerza negativa del egoísmo y de la violencia; no debe acostumbrase a conflictos que provocan víctimas y ponen en riesgo el futuro de los pueblos. Frente a las tensiones amenazadoras de este momento, especialmente frente a las discriminaciones, a los abusos y a las intolerancias religiosas, que hoy afectan de modo particular a los cristianos, dirijo una vez más una invitación apremiante a no ceder al desaliento y a la resignación”. Es la Exhortación del Santo Padre Benedicto XVI durante la Santa Misa que presidió en la Basílica Vaticana el primer día del nuevo año, en la Solemnidad de Santa María Madre de Dios y con ocasión de la 44 Jornada Mundial de la Paz, sobre el tema “Libertad religiosa, vía para la paz”.
El Santo Padre ha invitado a todos a rezar “para que lleguen a buen fin los esfuerzos emprendidos por muchas partes para promover y construir la paz en el mundo” y ha recordado que “para llevar a cabo esta difícil tarea no bastan las palabras, es necesario el compromiso concreto y constante de los responsables de las naciones, pero sobre todo es necesario que cada persona esté animada por un auténtico espíritu de paz, que debe pedir siempre en la oración y que debe vivir en sus relaciones cotidianas, en todos los ambientes”. También durante el ángelus que ha recitado poco después desde la ventana de su estudio, con los fieles reunidos en Plaza San Pedro, el Papa ha retomado el tema de la paz: “Jesús es nuestra paz. Él trajo al mundo la semilla del amor y de la paz, más fuerte que la semilla del odio y de la violencia; más fuerte porque el Nombre de Jesús es superior a cualquier otro nombre, contiene todo el señorío de Dios, como había anunciado el profeta Miqueas…”. Entre los grandes desafíos que nuestra época plantea a la humanidad, el Papa ha retomado una vez más el tema de la libertad religiosa, al que ha dedicado su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, y ha subrayado: “Asistimos hoy a dos tendencias opuestas, dos extremos negativos ambos: por una parte el laicismo, que de forma a menudo oculta, margina la religión para confinarla a la esfera privada; por otra el fundamentalismo, que en cambio querría imponerla a todos con la fuerza… Allí donde se reconoce de forma efectiva la libertad religiosa, la dignidad de la persona es respetada en su raíz y, a través de una búsqueda sincera de la verdad y del bien, se consolida la conciencia moral y se refuerzan las propias instituciones y la convivencia civil. Por esto la libertad religiosa es el camino privilegiado para construir la paz”.
Benedicto XVI ha anunciado que en el 25° aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz que el Venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986, en el próximo mes de octubre se dirigirá peregrino a la ciudad de san Francisco, “invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, los representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a todos los hombres de buena voluntad”, con el fin de hacer memoria de este gesto histórico y de “renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de toda religión de vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz”.
El grave atentado contra la Iglesia copta realizado en Alejandría de Egipto ha sido recordado por el Santo Padre en el Ángelus del domingo 2 de enero con estas palabras: “Este vil gesto de muerte, como el de colocar bombas, también ahora cerca de las casas de los cristianos en Irak para obligarles a que se vayan, ofende a Dios y a la humanidad entera, que precisamente ayer ha rezado por la paz y ha comenzado con esperanza un nuevo año. Ante esta estrategia de violencia que tiene como punto de mira a los cristianos, y que tiene consecuencias sobre toda la población, rezo por las víctimas y los familiares, y animo a las comunidades eclesiales a perseverar en la fe y en el testimonio de la no violencia que proviene del Evangelio. Pienso a los numerosos agentes pastorales asesinados en el 2010 en las distas partes del mundo: a ellos va igualmente nuestro afectuoso recuerdo ante el Señor. ¡Permanezcamos unidos en Cristo, nuestra esperanza y nuestra paz!”. (SL) (Agencia Fides 03/01/2011)


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