VATICANO - Entre los seis nuevos santos se encuentra la primera santa australiana, la hermana Mary of the Cross MacKillop

lunes, 18 octubre 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “la oración debe ser expresión de fe, en caso contrario no es verdadera oración. Si uno no cree en la bondad de Dios, no puede rezar de una manera verdaderamente adecuada. La fe es esencial como base de la actitud de la oración. Es cuanto han hecho los seis nuevos santos que hoy se presentan a la veneración de la Iglesia universal”. Son las palabras que el Santo Padre Benedicto XVI, ha pronunciado el domingo 17 de octubre, durante Eucaristía con el rito de Canonización de seis Beatos, que ha presidido en Plaza San Pedro.
San Stanislaw Kazimierczyk Soltys, (1433-1489), sacerdote de la Orden de los Canonigos Regulares de Letrán, “toda su vida estaba ligada a la Eucaristía e manera especial mediante un amor ardiente por Cristo presente bajo las especies del pan y del vino; viviendo el misterio de la muerte y de la resurreción, que de forma incruenta se cumple en la Santa Misa; a través de la práctica del amor al prójimo, del que la Comunión es fuente y signo”.
Fray André Bessette, (1845-1937) originario de Québec, Canada, religioso de los hermanos de la Santa Cruz, el sufrimiento y la pobreza que conoció muy pronto le condujeron a recurrir a Dios por la oración y una vida interior intensa. “Conserje del colegio de Notre Dame de Montreal, manifestó una caridad sin límites y se esforzó por aliviar las angustias de quienes se confiaban a él”.
Madre Candida Maria de Jesus Cipitria y Barriola, (1845-1912), Fundadora de la Congregación de las Hijas de Jesús, “vivió solo para Dios”, Con escasos medios contagió a otras hermanas para seguir a Jesús y dedicarse a la educación y promoción de la mujer”, especialmente a quienes más lo necesitan.
Mary of the Cross MacKillop, (1842-1909), Fundadora de la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, se dedicó en su juventud a “la educación de los pobres en la difícil zona rural de Australia, inspirando a otras mujeres a unirse a ella en la primera comunidad femenina de hermanas religiosas de ese país. tendió a las necesidades de los jóvenes que se confiaron a ella, sin reparar en su posición social o riqueza, proporcionándoles tanto una formación espiritual como intelectual”.
Giulia Salzano, (1846-1929), fundadora de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón, apóstol de la educación cristiana, “comprendió bien la importancia de la catequesis en la Iglesia, y, uniendo la preparación pedagógica al fervor espiritual, se dedicó a ella con generosidad e inteligencia, contribuyendo a la formación de personas de toda edad y clase social”.
Battista Camilla Varano, (1458-1524), religiosa de la orden de las clarisas, “testimonió hasta el fondo el sentido evangélico de la vida, especialmente perseverando en la oración”. Fue protagonista en ese vasto movimiento de reforma de la espiritualidad femenina franciscana que intentaba recuperar plenamente el carisma de santa Clara de Asís. Promovió nuevas fundaciones monásticas y su vida “totalmente inmersa en las profundidades divinas, fue una ascensión constante en el camino de la perfección, con un heroico amor a Dios y al prójimo”. (SL) (Agencia Fides 18/10/2010)


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