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Quito (Agencia Fides) – “Las revindicaciones de varios sectores de la sociedad ecuatoriana en los últimos meses han desembocado en la rebeldía de las fuerzas públicas del orden. Se ha procedido por vías de hecho y lesionado la dignidad de la Asamblea Nacional y del Presidente de la República, mientras brotes anárquicos shan sembrado grave inquietud en todo el país”. Es cuanto refiere el comunicado emitido ayer por la Conferencia Episcopal de Ecuador, del cual se ha recibido una copia en la Agencia Fides, debido a los recientes actos de violencia que han siguido a las protestas de los miembros de la policía por el congelamiento de los salarios y la abolición de los incentivos, instando a todos a la calma y al diálogo constructivo.
De hecho, el presidente Rafael Correa, quien se había presentado en una de las protestas de los hombres de la policía en un intento de diálogo con los manifestantes, ha sufrido heridas leves. Ingresado en un hospital por la policía, ha sido secuestrado por los agentes causantes de los disturbios. Según la prensa local, dos hombres han muerto y 37 personas han resultado heridas en la maniobra del ejercito para rescatarlo. Para el portavoz de la Cruz Roja, Fernando Gandarillas, sin embargo, al menos 50 han resultado heridos en los enfrentamientos de ayer entre la policía y los partidarios de Correa, que trataban de acercarse al hospital.
“Para llegar a la solución de la crisis – prosiguen los Obispos -, queremos hacer una urgente llamada a todos los ecuatorianos, para que conserven la serenidad y asuman la paz social, no la confrontación, como actitud fundamental. Reconozcamos que las violencias causan trastornos sumamente dañinos y duraderos, perjuicios, a veces irreversibles, a la respetabilidad de las instituciones democráticas, a la vida y posesiones de los ciudadanos. Pedimos a los sectores que se han sentido perjudicados, especialmente a los hermanos policías y militares, que se reintegren a la honrosa función que les corresponde como guardianes del Estado de Derecho, único marco posible de la vida democrática. Sus quejas y reivindicaciones tienen un cauce legal que jamás pueden abandonar”.
El texto, firmado por la secretaria de la Conferencia Episcopal con fecha del 30 septiembre, concluye: “Pedimos al Gobierno y a la Asamblea Nacional que, lejos de imponer sus decisiones de forma unilateral, se abran a un auténtico proceso de diálogo, que lleve a una convivencia constructiva y concertada; que confirmen su legitimidad cada día por su respeto a los demás y evitando la tentación de utilizar el poder que se les confirió fuera de los cauces del Estado de Derecho. Solamente un diálogo asiduo, audaz y constructivo, podrá llevarnos a un mejor Ecuador. Es importante en este momento que la libertad de expresión ciudadana a través de los medios de comunicación quede por entero garantizada”. (CE) (Agencia Fides, 01/10/2010)
