VATICANO - “El Padre Ricci es un caso singular de feliz síntesis entre el anuncio del Evangelio y el diálogo con la cultura del pueblo al que es presentado”

lunes, 31 mayo 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El Padre Ricci es un caso singular de feliz síntesis entre el anuncio del Evangelio y el diálogo con la cultura del pueblo al que es presentado, un ejemplo de equilibrio entre claridad doctrinal y prudente acción pastoral”, subrayó el Santo Padre Benedicto XVI al recibir en audiencia, el 29 de mayo, a los participantes en la Peregrinación promovida por la Diócesis de Macerata-Tolentino-Recanati-Cingoli-Treia y por las Diócesis de Le Marche, con ocasión del IV centenario de la muerte de Matteo Ricci.
“La obra de este misionero –afirmó el Papa– presenta dos vertientes que no deben estar separadas: la inculturación china en el anuncio evangélico y el aporte de la cultura y de la ciencia occidentales. Frecuentemente los aspectos científicos han recabado mayor interés, pero es importante no olvidar la perspectiva con la que el P. Ricci entró en relación con el mundo y la cultura china… El P. Ricci no se trasladó a la China para llevar la ciencia y la cultura del occidente, sino para transmitir el Evangelio, para dar a conocer a Dios… Y es medio del esfuerzo por presentar el Evangelio que el p. Ricci encuentra entre sus interlocutores un interés por una confrontación más amplia, de manera que el encuentro motivado principalmente por la fe se convierte también en un diálogo entre culturas; un diálogo desinteresado, libre de intereses económicos o políticos, vivido en la amistad, que hace de la obra de Ricci y sus discípulos uno de los momentos más altos y felices de la historia de la relación entre China y el mundo occidental”.
El Santo Padre recordó también que “este gran misionero” fue un “verdadero protagonista del anuncio del Evangelio en China en la era moderna luego de la primera evangelización del Arzobispo Juan de Montecorvino” e invitó a no olvidar que las obras emprendidas por Matteo Ricci “no dependían de una estrategia abstracta de inculturación de la fe, sino de todo un conjunto de eventos, de encuentros y experiencias que iba viviendo, por lo que todo aquello que pudo realizar fue gracias también al encuentro con los chinos; un encuentro vivido de muchas maneras, pero afianzado a través de la relación con algunos amigos y discípulos, como aquellos cuatro celebres convertidos, ‘columnas de la naciente Iglesia en China’.”
Benedicto XVI concluyó su discurso con las siguientes palabras: “el recuerdo de estos hombres de Dios dedicados al Evangelio y a la Iglesia, su ejemplo de fidelidad a Cristo, su profundo amor hacia el pueblo chino, el poner su inteligencia y estudio al servicio de los demás, su vida virtuosa, sean para la Iglesia en China y para todo el pueblo chino una ocasión de oración, tal como lo hacemos cada 24 de mayo al dirigirnos a María Santísima, venerada en el célebre Santuario de Sheshan en Shangai; y sean también de estímulo y de aliento a vivir con intensidad la fe cristiana, en el diálogo con las diversas cultura, pero con la certeza de que en Cristo se realiza el verdadero humanismo, abierto a Dios, rico en valores morales y espirituales y capaz de responder a los deseos más profundos del ánimo humano. También yo, como el P. Matteo Ricci, deseo expresar hoy mi más profunda estima por el noble pueblo chino y por su cultura milenaria, convencido de que un renovado encuentro con el cristianismo aportará frutos abundantes de bien, como en aquella época favoreció una pacífica convivencia entre los pueblos”. (SL) (Agencia Fides 31/05/2010; líneas 39, palabras 603)


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