VATICANO - “Ésta es la misión de la Iglesia perennemente asistida por el Paráclito: llevar a todos el feliz anuncio, la gozosa realidad del Amor misericordioso de Dios”

lunes, 12 abril 2010

Castel Gandolfo (Agencia Fides) – “Ésta es la misión de la Iglesia perennemente asistida por el Paráclito: llevar a todos el feliz anuncio, la gozosa realidad del Amor misericordioso de Dios, ‘para que – como dice San Juan – creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre’ (20,31)”. Son las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI el Domingo 11 de abril, II de Pascua o de la Divina Misericordia, antes de rezar la oración del Regina Caeli desde el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, donde está pasando algunos días de descanso.
El Papa ha recordado la conclusión de la Octava de Pascua, considerada “como un único día ‘hecho por el Señor’, marcado con el distintivo de la Resurrección y de la alegría de los discípulos al ver a Jesús” y el hecho de que Juan Pablo II haya intitulado este mismo Domingo a la “Divina Misericordia”. “De misericordia y de bondad divina está llena la página del Evangelio de San Juan (20,19-31) de este Domingo”, prosiguió el Santo Padre recordando la visita de Jesús a sus discípulos, después de la Resurrección, cruzando las puertas cerradas del Cenáculo. “Jesús muestra los signos de la pasión, hasta concederle al incrédulo Tomás tocarlas... tocando las heridas del Señor, el discípulo dudoso sana no sólo la suya, sino también nuestra desconfianza”.
Luego Benedicto XVI subrayó que “la visita del Resucitado no se limita al espacio del Cenáculo, sino que va más allá, para que todos puedan recibir el don de la paz y de la vida con el ‘Soplo creador’”, y alentó “en particular a todos los Pastores a seguir el ejemplo del santo Cura de Ars, quien, ‘en su tiempo, supo transformar el corazón y la vida de muchas personas, porque logró hacerles percibir el amor misericordioso del Señor. Urge también en nuestro tiempo un anuncio y un testimonio semejantes de la verdad del Amor’”. Finalmente, antes de invocarla con la oración del Regina Caeli, Benedicto XVI pidió a la Virgen María, Reina de los Apóstoles, “que sostenga la misión de la Iglesia”.
Después de la oración mariana, el Santo Padre ha expresado su profundo dolor por el accidente aéreo en el que murieron el Presidente de Polonia junto con diversas Autoridades del Estado polaco y el Arzobispo Ordinario Militar, asegurando “la oración de sufragio por las víctimas y de apoyo por la amada Nación polaca”. Luego anunció su visita a Turín para el 2 de mayo con ocasión de la solemne ostensión de la Sábana Santa, manifestando su deseo de que “este acto de veneración ayude a todos a buscar el Rostro de Dios, lo que fue la íntima aspiración de los Apóstoles, como también lo es nuestra”. (SL) (Agencia Fides 12/04/2010; líneas 30 palabras 457)


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