VATICANO - Benedicto XVI a los Obispos Ugandeses: “La fuerza de la Palabra de Dios y el conocimiento del amor de Jesús no pueden sino transformar la vida de las personas, mejorando su modo de pensar y de actuar”

sábado, 6 marzo 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La segunda Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, celebrada recientemente, ha sido un evento memorable por su exhortación a realizar renovados esfuerzos al servicio de una más profunda evangelización en vuestro continente. La fuerza de la Palabra de Dios y el conocimiento y el amor de Jesús no pueden sino transformar la vida de las personas, mejorando su modo de pensar y de actuar”. Lo recordó el Santo Padre Benedicto XVI al recibir a los Obispos de Uganda en visita Ad Limina Apostolorum, el 5 de marzo.
El Papa destacó la necesidad de seguir alentando a los católicos ugandeses “a apreciar plenamente el sacramento del matrimonio en su unidad e indisolubilidad, así como el derecho sagrado a la vida”. Luego recomendó “ayudar a los sacerdotes y laicos a resistir a la seducción de una cultura materialista y del individualismo”, “exhortar a una paz duradera, basada en la justicia y en la generosidad hacia los necesitados, en un espíritu de diálogo y reconciliación”, promover “un ecumenismo auténtico”, acercándose sobretodo “a quienes son más vulnerables a la difusión de las sectas”.
En particular, Benedicto XVI puso en evidencia la importancia de las “formas populares de evangelización como las peregrinaciones organizadas al Santuario de los mártires ugandeses en Namugongo”, y exhortó a los Obispos a “apoyar a todos aquellos que, con corazón generoso, atienden a los prófugos y a los huérfanos de las zonas heridas por la guerra. Alentad a quienes asisten a las personas afligidas por la pobreza, el Sida y otras enfermedades, enseñándoles a ver en aquellos a quienes sirven el rostro sufriente de Cristo”.
Destacando la importancia de reforzar la cultura católica, el Papa expresó su satisfacción por los programas educativos que se llevan adelante en las parroquias, en las escuelas y en las asociaciones, además de otras acciones de los Obispos en materias de interés común, subrayando además la importancia de que los laicos reciban una adecuada formación, sobre todo en lo que se refiere a la doctrina social católica, a fin de que se hagan más presentes en los medios de comunicación social, en la política y en la cultura. “De esta manera, toda la sociedad se beneficiará de los cristianos fervorosos y bien preparados, que asumirán roles guía al servicio del bien común”.
El Santo Padre exhortó luego a la solidaridad concreta que brota de la comunión con Cristo: “las diócesis que tienen mayores recursos, tanto materialmente como espiritualmente, deberían asistir a las que tienen menos. Al mismo tiempo, todas las comunidades tienen el deber de trabajar por lograr la autosuficiencia. Es importante que vuestro pueblo desarrolle un sentido de responsabilidad hacia sí misma, hacia su comunidad y hacia su Iglesia, y afiance un espíritu católico de sensibilidad hacia las necesidades de la Iglesia universal.”
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa invitó a los Obispos a ofrecer su ayuda, su ejemplo y una enseñanza clara a los sacerdotes, exhortándoles “a la oración y a la vigilancia, en particular con relación a ambiciones egoístas, materiales o políticas, o a un apego excesivo a la familia o al grupo étnico”. Recomendó además continuar promoviendo las vocaciones, poniendo especial atención en el discernimiento de los candidatos y su formación. Finalmente, los exhortó a prestar su apoyo a los religiosos y religiosas, con el consejo y con la oración, y a velar por la formación de los catequistas, prestando atención a sus necesidades.
Antes de impartir su Bendición Apostólica, el Santo Padre indicó a los mártires ugandeses como “modelos de gran valentía y paciencia en el sufrimiento”, invitando a contar con su intercesión y a luchar siempre “por ser dignos de su herencia”. (SL) (Agencia Fides 6/3/2010; líneas 45, palabras 651)


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