VATICANO - En el Albergue de Caritas: “El testimonio de la caridad pertenece a la misión de la Iglesia, junto con el anuncio de la verdad del Evangelio”

lunes, 15 febrero 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Sabed que la Iglesia os ama profundamente y no os abandona, pues reconoce en vuestros rostros el rostro de Cristo”, fue lo afirmado por el Santo Padre Benedicto XVI a “quienes se encuentran en la pobreza o la indigencia” y encuentran hospitalidad en el Albergue de Caritas diocesana de Roma “Don Luigi Di Liegro”, en la Estación de Termini, visitado por el Papa la mañana del domingo 14 de febrero. “El testimonio de la Caridad, que en este lugar se vive de manera concreta, pertenece a la misión de la Iglesia junto con el anuncio de la verdad del Evangelio – afirmó el Pontífice en su discurso –. El hombre no solamente necesita ser nutrido materialmente o ayudado a superar momentos de dificultad, sino que tiene también necesidad de saber acerca de su identidad y de la verdad sobre sí mismo… La Iglesia, con su servicio a favor de los pobres, se compromete a anunciar a todos la verdad sobre el hombre, amado por Dios, creado a su imagen, redimido por Cristo y llamado a la comunión eterna con Él. De esta manera muchas personas han podido y pueden redescubrir su propia dignidad, perdida a veces por situaciones trágicas de la vida, y encontrar así nuevamente la confianza en sí mismos y la esperanza en el futuro”.
A los voluntarios que prestan su servicio en el albergue, el Papa recomendó tener siempre delante de sus ojos y en el corazón “el ejemplo de Jesús, que por amor se hizo siervo”, así como ser “testigos alegres de la caridad infinita de Dios” e, imitando el ejemplo del diácono Lorenzo, considerar a estos “amigos, como los más grandes tesoros” de su vida.
En su discurso el Santo padre recordó que la visita se realiza en el contexto del Año europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social, convocado por el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, y alentó por ello “no sólo a los católicos, sino a todo hombre de buena voluntad, en particular a los que tienen alguna responsabilidad en la administración pública y en las diversas instituciones, a comprometerse realmente en la construcción de un futuro digno del hombre, redescubriendo en la caridad la fuerza impulsora de un auténtico desarrollo y de la realización de una sociedad más justa y fraterna”.
Finalmente, luego de haber subrayado que “el albergue manifiesta concretamente que la comunidad cristiana, a través de sus propios organismos y sin descuidar la Verdad que anuncia, colabora útilmente con las instituciones civiles en la promoción del bien común”, el Santo Padre recordó que “en su servicio a las personas en dificultad la Iglesia está movida únicamente por el deseo de expresar su propia fe en Dios que es el defensor de los pobres y que ama a todo hombre por lo que es y no por lo que posee o lo que hace. La Iglesia vive en la historia con la consciencia de que las angustias y las necesidades de los hombres, sobre todo de los pobres y de los que sufren, son también las de los discípulos de Cristo y, por ello, en el respeto de las competencias del Estado, se esfuerza para que a todo ser humano le sea garantizado que le corresponde. Concluyendo su discurso, el Pontífice afirmó: “para Roma el albergue de Caritas diocesana es un lugar donde el amor no es sólo una palabra o un sentimiento, sino una realidad concreta, que permite que la luz de Dios entre en la vida de los hombres y de la entera comunidad civil”. (SL) (Agencia Fides 15/02/2010; líneas 40, palabras 627)


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