VATICANO - “Donde los pobres son consolados y admitidos en el banquete de la vida, allí se manifiesta la justicia de Dios”, afirmó el Papa en el Ángelus; un saludo especial para China y Vietnam con ocasión del año nuevo lunar

lunes, 15 febrero 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Donde los pobres son consolados y admitidos en el banquete de la vida, allí se manifiesta la justicia de Dios. Es esta la tarea que los discípulos del Señor están llamados a desarrollar en la sociedad actual”, recalcó el Santo Padre Benedicto XVI en su discurso antes del Ángelus, el domingo 14 de febrero. A su regreso de la visita al albergue de Caritas de Roma en la estación de Termini, el Papa afirmó: “aliento de todo corazón a quienes trabajan en esa benemérita institución y a cuantos, en todos los lugares del mundo, se esfuerzan gratuitamente en obras similares de justicia y de amor”. Comentando el pasaje evangélico de las Bienaventuranzas, proclamado en la liturgia dominical, el Santo Padre recordó que “las Bienaventuranzas se basan en el hecho de que existe una justicia divina, que exalta a quien ha sido humillado y abaja a quien se ha exaltado… pues, como afirma Jesús, la situación se volverá al revés, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Esta justicia y esta bienaventuranza se realizan en el ‘Reino de los Cielos’ o ‘Reino de Dios’, que tendrá su cumplimiento en el fin de los tiempos pero está ya presente en la historia”.
Seguidamente, Benedicto XVI aludió a su Mensaje con ocasión de la próxima Cuaresma, dedicado precisamente al tema de la justicia: “el Evangelio de Cristo responde positivamente a la sed de justicia del hombre, pero de una manera inesperada y sorprendente. Jesús no propone una revolución de tipo social o político, sino la revolución del amor, que ha sido ya realizada con su Cruz y su Resurrección. En ellas encuentran fundamento las Bienaventuranzas, que proponen el nuevo horizonte de justicia, inaugurado por la Pascua, gracias a la cual podemos ser justos y construir un mundo mejor”.
Luego del Ángelus el Santo Padre dirigió su saludo a todos los que celebran en el mundo el año nuevo lunar, con las siguientes palabras: “En varios países del Asia – pienso, por ejemplo, en China o Vietnam y en muchas otras comunidades dispersas por el mundo –, se celebra hoy el año nuevo lunar. Son días de fiesta que dichos pueblos tienen como ocasión privilegiada para afianzar sus vínculos familiares y generacionales. Aliento a todos a mantener y crecer en la rica herencia de esos valores espirituales y morales, enraizados en lo más profundo de las culturas de esos pueblos.” (SL) (Agencia Fides 15/02/2010; líneas 29, palabras 441)


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