VATICANO - Llamamiento de Benedicto XVI en favor de Sri Lanka: “pido a todos los ciudadanos trabajar por una rápida pacificación, en el pleno respeto de los derechos humanos... la Comunidad internacional trabaje en favor de las necesidades humanitarias y económicas”

jueves, 12 noviembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Al final de la audiencia general del miércoles 11 de noviembre, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre Benedicto XVI lanzó un llamado en favor de Sri Lanka que presentamos aquí integralmente: “Han pasado cerca de seis meses desde el final del conflicto que ha ensangrentado Sri Lanka. Se notan con satisfacción los esfuerzos de aquellas autoridades que, en estas semanas, están facilitando el regreso a casa de los desplazados por la guerra. Aliento vivamente una aceleración de dicho trabajo y pido a todos los ciudadanos trabajar por una rápida pacificación, en el pleno respeto de los derechos humanos, y por una justa solución política de los desafíos que aún espera el país. Espero, finalmente, que la Comunidad internacional trabaje en favor de las necesidades humanitarias y económicas de Sri Lanka, y elevo mi oración a la Virgen Santa de Madhu, para que siga velando sobre esta amada tierra”.
En su catequesis semanal, el Papa se detuvo en el aporte dado por la Orden de Cluny a la renovación de la vida monástica y al proceso de formación de la identidad europea. “La reforma cluniacense tuvo efectos positivos no sólo en la purificación y en el despertar de la vida monástica, y también en la vida de la Iglesia universal”, destacó Benedicto XVI, recordando el estímulo para combatir dos graves males que afligían a la Iglesia de ese período: la simonía y la inmoralidad del clero secular. Asimismo fueron importantes los beneficios dados a la sociedad: “En una época en la que sólo las instituciones eclesiásticas proveían a los indigentes se practicó con empeño la caridad. En todas las casas, el limosnero se dedicaba a hospedar a los viandantes y a los peregrinos necesitados, los sacerdotes y los religiosos de viaje, y sobre todo a los pobres que venían a pedir alimento y techo por algún día”.
Las así llamadas “treguas de Dios” y la “paz de Dios”, fueron también iniciativas inspiradas por la reforma cluniacense con el fin de asegurar largos períodos de no beligerancia y de respeto de las personas inermes y de los lugares sagrados en un período de ardientes contraposiciones y de violencias. “En la conciencia de los pueblos de Europa – ilustró el Papa – se incrementaba así ese proceso de larga gestación, que habría llevado a reconocer, de modo cada vez más claro, dos elementos fundamentales para la construcción de la sociedad, es decir, el valor de la persona humana y el bien primario de la paz”. (S.L.) (Agencia Fides 12/11/2009; líneas 27, palabras 418)


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