VATICANO - Prosiguen los trabajos de la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificas: la formación de los futuros evangelizadores y los niños misioneros de sus coetáneos y en sus familias

miércoles, 13 mayo 2009

Roma (Agencia Fides) – El martes 12 de mayo, los trabajos de la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias han seguido con la intervención de Mons. Jan Dumon, Secretario General de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que exhortó a los participantes a cooperar para dar de nuevo vigor a la Obra, en su trabajo importantísimo de cuidar la formación de los futuros evangelizadores. Dos son los objetivos que hay que realizar juntos: relanzar la Obra poniendo en juego nuevas ideas para la recolección de las colectas y predisponer un serio y profundo camino formativo y espiritual para ofrecer a los jóvenes que viven en nuestros seminarios.
Después de haber reafirmado la importancia de que los seminaristas sean más conscientes del gran don que reciben. Mons. Dumon puntualizó asimismo que, en lo que respecta el apoyo económico a destinarse a cada seminarista, es oportuno que la oferta se destine a la comunidad del seminario y que no esté vinculada a la adopción de los individuos. Esto para evitar que el regreso a la vida laical de un seminarista prive a la comunidad de un apoyo precioso.
Algunas propuestas han surgido asimismo del diálogo en el aula: promover una colecta específica para la formación de los seminaristas, de los novicios y de las novicias; favorecer entre los diversos seminarios un intercambio proficuo de experiencias, en modo de hacer crecer la capacidad de cada uno de llegar a ser autónomo y capaz tanto de la gestión económica cuanto del camino formativo adoptado.
La sesión de trabajo de la tarde fue abierta por el padre Patrick Byrne, SVD, Secretario General de la Obra Pontificia de la Santa Infancia, que habló de su experiencia decenal pasada en el Secretariado y del precioso trabajo realizado por sus colaboradores. Subrayó asimismo la vitalidad que la Obra ha mantenido en el tiempo (han pasado 165 años desde su fundación, que se llevó cabo en 1843) y la continua actualidad de su presencia y de su compromiso en las naciones. Esto lo confirma la participación económica en apoyo de las actividades dirigidas a sostener las múltiples necesidades de los niños.
La vida de los menores está continuamente expuesta a amenazas: el trabajo de menores, la prostitución, el tráfico de órganos... por esto, el p. Byrne invitó a dar a conocer la Obra entre los Obispos, las diócesis, las comunidades religiosas locales. Central ha sido el papel de las comunidades eclesiales, donde los niños viven su protagonismo y contemporáneamente son ayudados a comprender el don de la fe recibido y el respeto del valor de la persona humana, para que florezca entre ellos la conciencia de ser ellos mismos misioneros entre sus coetáneos y en sus familias. (Agencia Fides 13/5/2009 – líneas 31; palabras 449)


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