VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (15) - Rezo del Regina Coeli en el Cenáculo y la visita a la Concatedral: "contad con mi apoyo y aliento al hacer todo lo que podéis para ayudar a nuestros hermanos y hermanas cristianos a permanecer y prosperar aquí, en la tierra de sus antepasados, y ser mensajeros y promotores de paz”

miércoles, 13 mayo 2009

Jerusalén (Agencia Fides) - En el Cenáculo, lugar histórico de Pentecostés, el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido el rezo del la "Regina Coeli" con los Ordinarios de Tierra Santa. El encuentro ha comenzado con el canto del "Veni Creator" y el saludo del Guardian de Tierra Santa, P. Pierbattista Pizzaballa, OFM. Después, antes del "Regina Coeli", el Papa ha saludado a los presentes con estas palabras: "Vosotros representáis a las comunidades católicas de la Tierra Santa que, en su fe y devoción, son como las velas encendidas que iluminan los santos lugares cristianos, que recibieron la gracia de la presencia de Jesús, nuestro Señor viviente. Este privilegio particular os da a vosotros y a vuestro pueblo un lugar especial en el afecto de mi corazón como sucesor de Pedro”.
“Nos encontramos juntos, el sucesor de Pedro con los sucesores de los apóstoles, en este mismo lugar en el que Jesús reveló en la ofrenda de su cuerpo y de su sangre las nuevas profundidades de la alianza de amor establecida entre Dios y su pueblo- ha continuado Benedicto XVI -… La Eucaristía nos introduce en el misterio del amor divino. Nuestras vidas se convierten en una aceptación agradecida, dócil y activa del poder de un amor que se nos ha dado. Este amor transformador, que es gracia y verdad, nos invita, como individuos y como comunidad, a superar las tentaciones de replegarnos sobre nosotros mismos en el egoísmo o en la indolencia, en el aislamiento, en el prejuicio o en el miedo, y a entregarnos generosamente en el Señor a los demás”.
Luego el Pontífice ha puesto de relieve que las muchas Iglesias cristianas presentes en esta tierra, "representan un rico y variado patrimonio espiritual y son un signo de las múltiples formas de interacción entre el Evangelio y las diversas culturas. Nos recuerdan también que la misión de la Iglesia consiste en predicar el amor universal de Dios y en reunir, de lejos y de cerca, a todos los que Él llama, de manera que, con sus tradiciones y sus talentos, formen una única familia de Dios". El Papa ha recordado a continuación el nuevo impulso espiritual hacia la comunión en la diversidad y la nueva conciencia ecuménica de los últimos tiempos, manado especialmente a partir del Concilio Vaticano II.
"En la medida en que el don del amor es aceptado y crece en la Iglesia,- ha continuado Benedicto XVI -, la presencia cristiana en Tierra Santa y en las regiones vecinas será más vibrante. Esta presencia es de importancia vital para el bien de la sociedad en su conjunto… Los cristianos en Oriente Medio, junto a las demás personas de buena voluntad, están contribuyendo, como ciudadanos leales y responsables, a pesar de las dificultades y restricciones, en la promoción y la consolidación de un clima de paz en la diversidad”. El Santo Padre ha asegurado después su "cercanía personal en la situación de inseguridad humana, de sufrimiento diario, de temor y de esperanza" ya expresado en el Mensaje de Navidad 2006 a los católicos en el Medio Oriente.
"Queridos hermanos obispos, contad con mi apoyo y aliento al hacer todo lo que podéis para ayudar a nuestros hermanos y hermanas cristianos a permanecer y prosperar aquí, en la tierra de sus antepasados, y ser mensajeros y promotores de paz- ha concluido el Pontífice -. Por mi parte, renuevo mi llamamiento a los hermanos y hermanas de todo el mundo a apoyar y recordar en sus oraciones a las comunidades cristianas de Tierra Santa y Oriente Medio. En este contexto, deseo expresar mi consideración por el servicio ofrecido a muchos peregrinos y visitantes que vienen a Tierra Santa en búsqueda de inspiración y renovación siguiendo las huellas de Jesús… Por este servicio, quisiera aseguraros el aprecio y la gratitud de la Iglesia universal y expreso el deseo de que, en el futuro, venga aquí de visita un número de peregrinos aún mayor”.
Concluida la visita al Cenáculo, el Santo Padre ha ido a la Concatedral latina dedicado al Santo Nombre de Jesús, en la que estaban reunidas unos 300 personas, entre ellas algunas religiosas contemplativas. En su breve discurso, el Papa ha recordado que "aquí, en esta ciudad, Pedro fue el primero en predicar la Buena Nueva de Jesucristo el día de Pentecostés" y "desde Jerusalén el Evangelio se difundió "por toda la tierra... hasta los confines del mundo, y en todo tiempo el esfuerzo de los misioneros del Evangelio ha sido apoyado por la oración de los fieles, reunidos alrededor del altar del Señor, para invocar la fuerza del Espíritu Santo en la obra de la predicación". A continuación el Papa ha dirigido un particular aprecio "el apostolado escondido de las personas de vida contemplativa", agradeciéndoles por su generosa dedicación a una vida de oración y abnegación, y les ha invitado a seguir encomendando al Señor su servicio al pueblo de Dios en todo el mundo" y a "orad continuamente por el fin del conflicto que ha traído grandes sufrimientos a los pueblos de esta región". (S.L) (Agencia Fides 13/5/2009)


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