VATICANO - Benedicto XVI en Camerún (6) - El encuentro el mundo del sufrimiento: " Cada africano y cada uno que sufre, ayudan a Cristo a llevar su Cruz y ascienden con Él al Gólgota para resucitar un día con Él”

viernes, 20 marzo 2009

Yaundé (Agencia Fides) - La tarde del 19 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido al Centro Card. Paul Emile Léger - Centre National de Réhabilitation des Handicapés - de Yaundé, dónde ha encontrado a grupos de enfermos en representación de diversas estructuras hospitalarias del País. "Sabéis que no estáis solos en vuestro dolor, porque Cristo mismo es solidario con los que sufren - ha dicho el Papa en su discurso -. Él revela a quienes padecen el lugar que tienen en el corazón de Dios y en la sociedad”.
"Desde este Centro que lleva el nombre del Cardenal Paul-Émile Léger, que vino de Canadá a estar con vosotros para curar los cuerpos y las almas - ha continuado el Santo Padre -, no me olvido de los que en su casa, en el hospital, en los ambientes especializados o en los ambulatorios, tienen una discapacidad motriz o mental, ni de los que llevan en su cuerpo la marca de la violencia o la guerra. Pienso también en todos los enfermos y, sobre todo aquí, en África, en los que padecen enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis. Sé bien que, entre vosotros, la Iglesia católica está intensamente comprometida en una lucha eficaz contra estos males terribles, y la animo a proseguir con determinación esta obra urgente”.
Benedicto XVI ha recordado que frente al sufrimiento, a la enfermedad y a la muerte, "el hombre tiene la tentación de gritar a causa del dolor", y en estas circunstancias "a algunos les viene la tentación de dudar de la presencia de Dios en su vida". "Por el contrario, Job es consciente de que Dios está presente en su existencia; su grito no es de rebelión, sino que, desde lo más hondo de su desventura, hace asomar su confianza". A continuación el Papa ha recordado que entre los que acompañaron a Jesús en su camino doloroso hacia el Calvario, también hubo un africano, Simón de Cirene, encargado de ayudar Jesús a llevar Su Cruz. "La historia pues nos recuerda - ha continuado el Pontífice - que un africano, un hijo de vuestro Continente, participó con su propio sufrimiento en la pena infinita de Aquel que ha redimido a todos los hombres, incluidos sus perseguidores. Simón de Cirene no podía saber que tenía ante sí a su Salvador.… Sólo después de la resurrección pudo entender lo que había hecho. Así sucede con cada uno de nosotros, hermanos y hermanas: en la cúspide de la desesperación, de la rebelión, Cristo nos propone su presencia amorosa, aunque cueste entender que Él está a nuestro lado. Sólo la victoria final del Señor nos revelará el sentido definitivo de nuestras pruebas”.
El Papa ha continuado: ¿Acaso no puede decirse que todo africano es de algún modo miembro de la familia de Simón de Cirene? Cada africano y cada uno que sufre, ayudan a Cristo a llevar su Cruz y ascienden con Él al Gólgota para resucitar un día con Él… Rezo, queridos hermanos y hermanas, para que os sepáis reconocer en este «Simón de Cirene». Pido, queridos hermanas y hermanos enfermos, que se acerquen también a vuestra cabecera muchos «Simón de Cirene»”.
Invitando a fijar la mirada en el Crucifijo, "con fe y valor, pues de Él proviene la Vida, el consuelo, la sanación", el Pontífice ha citado el ejemplo de los Santos "con su vida totalmente entregada a Dios". A continuación, dirigiéndose al personal hospitalario, ha recordado que con su trabajo ellos realizan "un acto de caridad y amor que Dios tiene en cuenta"; a los investigadores y a los médicos "corresponde llevar a cabo todo lo que sea legítimo para aliviar el dolor", y en primer lugar "ser defensores de la vida desde su concepción hasta su término natural". "Animo a los sacerdotes y a quienes visitan a los enfermos a comprometerse de forma activa y amable en la pastoral sanitaria en los hospitales o en asegurar una presencia eclesial a domicilio, para consuelo y apoyo espiritual de los enfermos. Según su promesa, Dios os pagará el salario justo y os recompensará en el cielo". Antes de despedirse, el Papa ha asegurado a cada enfermo su oración, deseando que ninguna de ellos se sienta nunca sólo: "corresponde a cada hombre, creado a imagen de Cristo, convertirse en prójimo de quien tiene cerca". (S.L) (Agencia Fides 20/3/2009)


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