VATICANO - Benedicto XVI en Camerún (3) - La celebración de las Vísperas: El ejemplo de San José "nos impulsa a entender que es abandonándose totalmente a la voluntad de Dios como el hombre se convierte en cumplidor eficaz del designio de Dios”

viernes, 20 marzo 2009

Yaundé (Agencia Fides) - En la celebración de las primeras Vísperas de la Solemnidad de San José, que el Santo Padre ha presidido en la Basílica Marie Reine des Apôtres en el barrio de Mvolyé en Yaundé la tarde de miércoles 18 de marzo, estaban presentes Cardenales y Obispos, Sacerdotes y Diáconos, consagrados y consagradas, miembros de otras Confesiones cristianas. Como ha recordado Benedicto XVI al inicio de la homilía, la Basílica fue “construida en el lugar donde fue edificada la primera iglesia levantada por los misioneros Espiritanos venidos para traer la Buena Nueva a Camerún".
Volviendo a recordar los rasgos característicos de san José según la Sagrada Escritura, el Pontífice ha destacado ante todo que fue padre sin haber ejercido una paternidad carnal: "No es el padre biológico de Jesús, del cual sólo Dios es el Padre, y sin embargo, desempeña una plena y completa paternidad. Ser padre es ante todo ser servidor de la vida y del crecimiento”. Benedicto XVI ha recomendado a continuación a los sacerdotes que vivan esta paternidad en su ministerio cotidiano, volviendo continuamente a la raíz del sacerdocio, al Señor Jesucristo: "Viviendo esta profunda amistad con Cristo, encontraréis la verdadera libertad y la alegría de vuestro corazón. El sacerdocio ministerial conlleva una honda relación con Cristo que se nos da en la Eucaristía. Que la celebración de la Eucaristía sea verdaderamente el centro de vuestra vida sacerdotal, y así será también el centro de vuestra misión eclesial”. Consciente de que el ministerio pastoral del sacerdote "exige muchas renuncias, pero también es una fuente de alegría", el Pontífice ha dicho: "El Sucesor de Pedro os agradece vuestro generoso compromiso al servicio de la Iglesia y os alienta a no dejaros turbar por las dificultades del camino”.
A los hermanos y hermanas comprometidos en la vida consagrada o en los movimientos eclesiales, el Papa ha recordado que "cuando María recibió la visita del Ángel en la Anunciación, ella ya estaba prometida con José. Puesto que se dirige personalmente a María, el Señor asocia ya íntimamente a José al misterio de la Encarnación" y ha subrayado: "San José nos enseña que se puede amar sin poseer". Ha recomendado a continuación a los que trabajan en los movimientos eclesiales, que estén atentos a los que los rodean y "mostréis el rostro amoroso de Dios a los más humildes, especialmente mediante la práctica de las obras de misericordia, la educación humana y cristiana de la juventud, el servicio de promoción de la mujer y de tantos otros modos". A los consagrados el Papa ha recordado su "misión de dar testimonio ante nuestro mundo, tan necesitado de ello, de la primacía de Dios y de los bienes futuros": "En todo momento, pero de modo particular cuando la fidelidad es sometida a prueba, San José os recuerda el sentido y el valor de vuestros compromisos. La vida consagrada es una imitación radical de Cristo… No tengáis miedo de vivir plenamente la consagración de vosotros mismos que habéis hecho a Dios, y de testimoniarlo con autenticidad en vuestro entorno”.
Volviendo por fin a indicar como modelo la figura espiritual de San José, Benedicto XVI ha subrayado que él vivió a la luz del misterio de la encarnación… En él no hay separación entre fe y acción. Su fe orienta de manera decisiva su acción. Paradójicamente, es actuando, asumiendo por tanto las propias responsabilidades, como mejor se aparta él, para dejar a Dios la libertad de llevar a cabo su obra, sin interponer obstáculos.. La vida de San José, transcurrida en la obediencia a la Palabra, es un signo elocuente para todos los discípulos de Jesús que aspiran a la unidad de la Iglesia. Su ejemplo nos impulsa a entender que es abandonándose totalmente a la voluntad de Dios como el hombre se convierte en cumplidor eficaz del designio de Dios". Dirigiendo por último a los miembros de las otras Confesiones cristianas, el Papa ha subrayado que "esta búsqueda de la unidad de los discípulos de Cristo es un gran reto para nosotros. Nos lleva ante todo a convertirnos a la persona de Cristo, a dejarnos atraer por Él. En Él es donde estamos llamados a reconocernos como hermanos, hijos de un mismo Padre”. (S.L) (Agencia Fides 20/3/2009)


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