EUROPA/ESPAÑA - Presentado el “Manifiesto de Madrid”, una movilización sin precedentes de la élite de la investigación biomédica en España contra la reforma del aborto

miércoles, 18 marzo 2009

Madrid (Agencia Fides) – Nació como el “Manifiesto de los 300”, pero cambió su nombre por el de “Manifiesto de Madrid” porque antes incluso de su presentación ya contaba con un millar de adhesiones entre profesores universitarios, intelectuales, científicos, académicos, y expertos de los campos de genética, embriología, medicina, antropología, filosofía, biología, histología. El texto, que fue presentado ayer martes, 17 de marzo en Madrid supone una movilización sin precedentes pues con probados argumentos científicos se presenta como una respuesta ante la propuesta dramática y cruel de la reforma legislativa sobre el aborto impulsada por el Gobierno. Los firmantes constituyen la élite de la investigación biomédica en España, sabios con una trayectoria y reputación al servicio de los mejores centros de investigación de España y del mundo. El numero de adhesiones al mismo no deja de crecer, desbordando las previsiones iniciales de sus promotores.
El documento “defiende la vida humana en su etapa inicial, embrionaria y fetal y rechaza su instrumentalización al servicio de lucrativos intereses económicos ó ideológicos”. Según explicó durante la presentación el catedrático de Genética, Nicolás Jouve de la Barreda, se trata de “salir al paso del desconocimiento de la sociedad respecto al comienzo de la vida humana”, y para argumentar su defensa, los firmantes se alejan de postulados ideológicos o personales y se limitan a detallar, punto por punto, datos científicos relativos al comienzo de la vida. Entre ellos por ejemplo, recuerdan que “existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación” y así lo señalan la Genética, la Biología Celular y la Embriología; Que el “cigoto es la primera realidad corporal del ser humano y que el embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependan de ésta para su propio desarrollo”.
Además, recuerda que “la naturaleza biológica del embrión y del feto humano es independiente del modo en que se haya originado, bien sea proveniente de una reproducción natural o producto de reproducción asistida” y que “un aborto no es la «interrupción voluntaria del embarazo» sino un acto simple y cruel de «interrupción de una vida humana»”.
En este sentido, Mónica López Barahona, directora académica del Centro de Estudios Biosanitarios y consultora en el área de Bioética de Naciones Unidas, afirmó que dado que el cigoto es vida, es vida humana y es un individuo único de la especie humana “es sujeto de los mismo derechos que cualquier otro individuo de la especie humana”. “Por eso”, dijo, “entrar en una terminología de plazos no es aceptable, porque uno no pertenece más o menos a la especie humana según el número de células que tenga o los kilos que pese“.
Los firmantes del Manifiesto reconocen además que “el aborto es un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias de una decisión dramática e irreparable” por lo que piden, por un lado, que las mujeres que decidan abortar conozcan las secuelas psicológicas y en particular del cuadro psicopatológico conocido como el Síndrome Postaborto.
Frente a la propuesta parlamentaria del grupo socialista, los científicos proponen “una regulación para detener los abusos y el fraude de Ley de los centros donde se practican los abortos”, y señalan que, “dada la trascendencia del acto para el que se reclama la intervención de personal médico es preciso respetar la libertad de objeción de conciencia en esta materia, puesto que no se puede obligar a nadie a actuar en contra de ella”.
Además afirman que “el aborto es especialmente duro para una joven de 16-17 años, a quien se pretende privar de la presencia, del consejo y del apoyo de sus padres para tomar la decisión de seguir con el embarazo o abortar”. Por tanto, “obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer”. (RG) (Agencia Fides 18/3/2009)


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