VATICANO - Frente a la grave crisis económica mundial, “ligada a aquella estructural, cultural y de valores”, Benedicto XVI recuerda a los Administradores de la Región Lazio, del Ayuntamiento y de la Provincia de Roma que “ante ello debe estar una firme voluntad de reacción, superando las divisiones y concertando estrategias”

martes, 13 enero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Esperanzas y preocupaciones” fueron evidenciadas durante la Audiencia que el Santo Padre Benedicto XVI concedió el día 12 de enero a los Administradores de la Región Lazio, del Ayuntamiento y de la Provincia de Roma, con ocasión de la tradicional felicitación por el Nuevo Año. “No hay duda de que la comunidad mundial está atravesando por un tiempo de grave crisis económica –afirmó el Pontífice al inicio de su discurso–, pero que está ligada a aquella estructural, cultural y de valores. La difícil situación, que tiene consecuencias en toda la economía mundial, produce por todas partes un efecto inevitable, y por lo tanto afecta también a Roma, su Provincia, y las ciudades y países del Lazio. Frente a este reto tan difícil – lo se puede colegir también de vuestras palabras – debe estar una firme voluntad de reacción, superando las divisiones y concertando estrategias que, si por una parte pueden servir para enfrentar las emergencias actuales, por otra apuntan a diseñar un proyecto estratégico orgánico para los años futuros, inspirado en aquellos principios y valores que forman parte del patrimonio ideal de Italia y, más específicamente, de Roma y de Lazio. En momentos difíciles de su historia, el pueblo suele saber encontrar unidad de esfuerzos y coraje, bajo la guía prudente de administradores iluminados, cuya preocupación fundamental ha de ser el bien de todos”.
El Santo Padre, de este modo, recordó que la comunidad católica “no pide ni ostenta privilegios, sino que desea que su misión espiritual y social continúe encontrando acogida y cooperación”, y subrayó que “si bien las Caritas diocesanas, las comunidades parroquiales y las asociaciones católicas no se ponen límites al momento de prestar ayuda a cuantos la necesitan, es indispensable una sinergia entre las Instituciones para ofrecer respuestas concretas a las necesidades cada vez más numerosas de las personas”. En particular, Benedicto XVI invitó a pensar “en las familias, sobre todo en aquellas con hijos pequeños que tienen derecho a un porvenir sereno, en los ancianos, muchos de los cuales viven en la soledad y en condiciones de precariedad; en la falta de techo, en la carencia de trabajo y la desocupación juvenil, en la difícil convivencia entre grupos étnicos diversos, en la importante cuestión de la inmigración y de los nómades”.
Sobre estas amplias temáticas, “la Iglesia, a la luz de su doctrina social, está llamada a dar su aporte estimulando la reflexión y formando las conciencias del os fieles y de todos los ciudadanos de buena voluntad”. Acto seguido, el Pontífice puso en evidencia que los poderes públicos deben garantizar a todos los habitantes sus propios derechos, “velando por que estén claramente definidos y protegidos los de cada persona”, e propuso como prioridades impostergables “la formación para el respeto de las normas y la aceptación de las propias responsabilidades, así como para una impostación de vida que se aleje del individualismo y de la búsqueda desmedida de los propios intereses para tender más bien al bien común, teniendo particularmente presentes las expectativas de los más débiles de la población, que no han de ser considerados una carga, sino más bien un recurso a ser valorado”.
Continuando con su discurso, el Papa destacó el esfuerzo de la Iglesia en el tema de la educación, expresando particular gratitud por la colaboración establecida “en lo que respecta a los oratorios y la construcción de nuevos complejos parroquiales en los barrios que no cuentan con ellos”, confiando en que dicho mutuo apoyo continúe consolidándose con miras al futuro. Dirigiendo unas palabras a los niños y jóvenes, y haciendo referencia a la crisis educativa “que requiere hoy en día la más amplia colaboración posible”, Benedicto XVI recordó que “frente al nihilismo que se extiende de manera creciente en el mundo juvenil, la Iglesia invita a todos a dedicarse seriamente a los jóvenes, a no abandonarlos a su propia suerte, y a merced de los “malos maestros”, sino a buscar comprometerlos en iniciativas serias, que les permitan comprender los valores de la vida en una familia estable fundada en el matrimonio. Sólo de esta manera se les dará la posibilidad de proyectar con confianza su propio futuro”.
El último tema tocado por el Santo Padre fue el de la sanidad en el que “la comunidad eclesial, heredera de una larga tradición de asistencia a los enfermos, sigue prestando su actividad, con tantos sacrificios”. “En el último año, por parte de la Región Lazio, a pesar de las dificultades del momento actual se han dado señales positivas para ayudar también a las estructuras católicas. Espero que continuando los esfuerzos presentes dicha colaboración sea oportunamente incentivada de manera que la gente puede continuar utilizando del precioso servicio que dichas estructuras, de reconocida excelencia, llevan a delante con competencia, profesionalidad y prudencia en la gestión financiera así como con una atención cuidadosa a los enfermos y a sus familias”. (S.L.) (Agencia Fides 13/1/2009; líneas 54, palabras 812)


Compartir: