VATICANO - "Pablo ve en la cruz de Cristo un cambio histórico, que transforma y renueva radicalmente la realidad del culto": en la primera audiencia general del nuevo año, el Papa Benedicto XVI se centra en el culto que deben ejercer los cristianos

jueves, 8 enero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Después de haber dirigido a los peregrinos reunidos en el aula Pablo VI en el Vaticano fervientes felicitaciones por el nuevo año que acaba de iniciar, - "Sólo si permanecemos unidos a Jesús, el año nuevo será bueno y feliz" - el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado la primera audiencia general del 2009, miércoles 7 de enero, al culto que los cristianos están llamados a ejercer según la enseñanza de San Pablo. "Pablo ve en la cruz de Cristo un cambio histórico, que transforma y renueva radicalmente la realidad del culto" ha afirmado el Papa, examinado tres textos de la Carta a los Romanos en los que aparece esta nueva visión del culto.
En el primer texto, Rm 3,25, San Pablo se refiere al rito con el que la tapa del arca de la alianza, pensado como punto de contacto entre Dios y el hombre, en el gran día de la reconciliación era rociado con la sangre de animales sacrificados, "sangre que - ha explicado el Papa – llevaba simbólicamente los pecados del año transcurrido en contacto con Dios, y así, los pecados arrojados al abismo de la voluntad divina eran casi absorbidos por la fuerza de Dios, superados, perdonados. La vida comenzaba de nuevo. San Pablo hace referencia a este rito y dice: este rito era expresión del deseo de que realmente se pudieran poner todas nuestras culpas en el abismo de la misericordia divina y así hacerlas desaparecer. Pero con la sangre de los animales no se realiza este proceso. Era necesario un contacto más real ente la culpa humana y el amor divino. Este contacto ha tenido lugar con la cruz de Cristo". A continuación el Santo Padre ha recordado que según el apóstol, "Con la cruz de Cristo - el acto supremo del amor divino convertido en amor humano - el antiguo culto con los sacrificios de los animales en el templo de Jerusalén ha terminado. Este culto simbólico, culto de deseo, ha sido sustituido ahora por el culto real: el amor de Dios encarnado en Cristo y llevado a su plenitud en la muerte de cruz. … La cruz de Cristo, su amor con carne y sangre es el culto real, correspondiendo a la realidad de Dios y del hombre”.
El segundo texto de la Carta a los Romanos en el que se ha detenido el Papa durante su catequesis, es el primer versículo del capítulo 12: "Os exhorto pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a ofrecer vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual". "La exhortación de 'ofrecer los cuerpos' - ha explicado Benedicto XVI - se refiere a toda la persona… se trata de honrar a Dios en la existencia cotidiana más concreta, hecha de visibilidad relacional y perceptible. Un comportamiento de este tipo es calificado por Pablo como "sacrificio vivo, santo, agradable a Dios". En el empleo corriente el término "sacrificio" designa el degollamiento de un animal en un contexto sacro, por el contrario, Pablo lo aplica a la vida del cristiano sirviéndose de tres adjetivos: "viviente" expresa una vitalidad; "santo" recuerda la idea paulina de una santidad que no está ligada a lugares u objetos, sino a la persona misma del cristiano; "agradable a Dios" recuerda quizás la frecuente expresión bíblica del sacrificio "de suave olor". Inmediatamente después, Pablo define este nuevo modo de vivir como "vuestro culto espiritual”. Aún en la dificultad e imperfección de las traducciones, ha concluido el Pontífice, se puede afirmar que "en todo caso no se trata de un culto menos real, o incluso solamente metafórico, sino de un culto más concreto y realista, un culto en el que el hombre mismo en su totalidad de un ser dotado de razón, se convierte en adoración, glorificación del Dios vivo”.
Describiendo algunos aspectos de la experiencia religiosa en los siglos antecedentes a Cristo, el Papa ha puesto en evidencia la fuerte crítica de los Profetas y diversos Salmos respecto a los sacrificios cruentos del templo. " En la destrucción del santuario y del culto, en esta situación de privación de todo signo de la presencia de Dios, el creyente ofrece como verdadero holocausto el corazón contrito, su deseo de Dios. Vemos un desarrollo importante, hermoso, pero con un peligro. Existe una espiritualización, una moralización del culto: el culto se convierte sólo en algo del corazón, del espíritu. Pero falta el cuerpo, falta la comunidad". San Pablo "es heredero de estos desarrollos, del deseo del verdadero culto, en el que el hombre mismo se convierte en gloria de Dios, adoración viviente con todo su ser… Pero aquí también existe el peligro de un malentendido: se podría interpretar fácilmente este nuevo culto en un sentido moralista: ofreciendo nuestra vida hacemos nosotros el culto verdadero. De esta forma el culto con los animales sería sustituido por el moralismo: el hombre lo haría todo por sí mismo con su esfuerzo moral. Y esta ciertamente no era la intención de san Pablo”. Pablo supone siempre que hemos llegado a ser "uno en Cristo Jesús", que hemos muerto en el bautismo y vivimos ahora con Cristo, por Cristo, en Cristo. "En esta unión - y sólo así - podemos ser en Él y con Él "sacrificio vivo", ofrecer el "culto verdadero". Los animales sacrificados habrían debido sustituir al hombre, el don de sí del hombre, y no podían. Jesucristo, en su entrega al Padre y a nosotros, no es una sustitución, sino que comporta realmente en sí al ser humano, nuestras culpas y nuestro deseo; nos representa realmente, nos asume en sí mismo. En la comunión con Cristo, realizada en la fe y en los sacramentos, nos convertimos, a pesar de nuestras deficiencias, en sacrificio vivo: se realiza el "culto verdadero"… La Iglesia sabe que en la Santísima Eucaristía la autodonación de Cristo, su sacrificio verdadero, se hace presente. Pero la Iglesia reza para que la comunidad celebrante esté realmente unida con Cristo, sea transformada; reza para que nosotros mismos lleguemos a ser aquello que no podemos ser con nuestras fuerzas: ofrenda "rationabile" que agrada a Dios.
El último texto de la Carta a los Romanos tomado en consideración por el Santo Padre, está sacado del cap. 15, y el Papa ha considerado dos aspectos del mismo: " Ante todo, san Pablo interpreta su acción misionera entre los pueblos del mundo para construir la Iglesia universal como acción sacerdotal. Anunciar el Evangelio para unir a los pueblos en la comunión con Cristo resucitado es una acción "sacerdotal". El apóstol del Evangelio es un verdadero sacerdote, hace lo que está en el centro del sacerdocio: prepara el verdadero sacrificio. Y después el segundo aspecto: la meta de la acción misionera es, podemos decirlo así, la liturgia cósmica: que los pueblos unidos en Cristo, el mundo, se convierta como tal en gloria de Dios… la autodonación de Cristo implica la tendencia de atraer a todos a la comunión de su Cuerpo, de unir al mundo. Sólo en comunión con Cristo, el Hombre ejemplar, uno con Dios, el mundo llega a ser tal y como todos lo deseamos: espejo del amor divino". (S.L) (Agencia Fides 8/1/2009; Líneas: Palabras:


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