VATICANO - En el primero domingo de Adviento Benedicto XVI recuerda en el ángelus los tres grandes "pilares" del tiempo y expresa "horror y reprobación por el estallido tan cruel y la insensata violencia" en India y Nigeria

lunes, 1 diciembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Comenzando, con el primer domingo de Adviento, un nuevo Año litúrgico, antes de recitar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el domingo 30 de noviembre, el Santo Padre Benedicto XVI ha invitado a los fieles a reflexionar sobre la dimensión del tiempo, "Todos decimos "nos falta tiempo", pues el ritmo de la vida cotidiana se ha hecho para todos frenético - ha afirmado el Papa -. Nosotros tenemos siempre poco tiempo, especialmente para el Señor, no sabemos o, a veces, no queremos encontrar ese tiempo. Pues bien, ¡Dios tiene tiempo para nosotros! Ésta es la primera cosa que el inicio de un año litúrgico nos hace redescubrir con una emoción siempre nueva. Sí, Dios nos da su tiempo, pues ha entrado en la historia con su palabra y sus obras de salvación para abrirla a la eternidad, para convertirla en historia de alianza”. Por lo tanto el tiempo es un signo fundamental del amor de Dios, "un don que el hombre, que como sucede con lo demás, es capaz de valorar o por el contrario estropear”.
El Papa ha recordado a continuación los tres grandes "pilares" del tiempo, que marcan el ritmo de la historia de la salvación: la creación, la encarnación-redención y la "parusía", la llegada final que comprende también el juicio universal. "Pero estos tres momentos - ha explicado el Pontífice - no deben ser comprendidos simplemente como una sucesión cronológica". En efecto la creación se realiza a lo largo de todo el arco del futuro cósmico, hasta al final de los tiempos. Del mismo modo si bien la encarnación-redención acaeció en un determinado momento histórico, sigue extendiendo su radio de acción a todo el tiempo precedente y al posterior. La última venida y el juicio final, ejercen su influjo sobre la conducta de los hombres de todas las épocas.
El tiempo litúrgico del Adviento “en primer lugar, nos invita a despertar la espera en el regreso glorioso de Cristo; luego, al acercarse la Navidad, nos llama a acoger al Verbo hecho hombre por nuestra salvación. Pero el Señor viene continuamente a nuestra vida.- ha advertido el Papa -. Qué oportuno es, por tanto, el llamamiento de Jesús, que en este primer domingo se nos propone con fuerza: "¡Velad!". Se dirige a los discípulos, pero también "a todos", pues cada uno, en la hora que sólo Dios sabe, será llamado a rendir cuentas de su propia existencia". A continuación, antes de recitar la oración mariana, ha indicado a la Virgen Maria, la Madre de Jesús, como el icono del Adviento.
Después del ángelus, el Papa ha recordado que el 30 de noviembre se celebra la fiesta del apóstol San Andrés, patrono del Patriarcado de Constantinopla, a la que la Iglesia de Roma se siente ligada por un vínculo de especial "fraternidad". Según la tradición una delegación de la Santa Sede ha realizado para la circunstancia una visita al Patriarca Ecuménico Bartolomé I y Benedicto XVI ha invocado sobre todos los fieles del Patriarcado la abundancia de las celestes bendiciones.
A continuación el Papa ha citado los trágicos recientes episodios ocurridos en la India y en Nigeria con estas palabras: "Quisiera invitaros a uniros en la oración por las numerosas víctimas tanto de los ataques terroristas de Bombay, en la India, como de los enfrentamientos estallados en Jos, Nigeria, así como por los heridos y por todos los que de cualquier manera han quedado afectados. Las causas y circunstancias de esos trágicos sucesos son diferentes, pero debe ser común el horror y el rechazo de tanta violencia cruel e insensata. Pidamos al Señor que toque el corazón de quienes creen que éste es el camino para resolver los problemas locales e internacionales, y sintámonos todos impulsados a dar ejemplo de mansedumbre y de amor para construir una sociedad digna de Dios y del hombre”. (S.L) (Agencia Fides 1/12/2008)


Compartir: