VATICANO - Benedicto XVI a la Plenaria de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica: "El monaquismo puede constituir para todas las formas de vida religiosa y consagración una memoria de lo que es esencial y tiene la primacía en toda vida bautismal: buscar a Cristo y no anteponer nada a su amor"

viernes, 21 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "En virtud de la primacía absoluta reservada a Cristo, los monasterios están llamados a ser lugares en los que se da espacio a la celebración de la gloria de Dios, se adora y se canta la misteriosa pero real presencia divina en el mundo, se busca vivir el mandamiento nuevo del amor y del servicio recíproco… Cuando los monjes viven el Evangelio de modo radical, cuando los que se entregan a una vida totalmente contemplativa cultivan en profundidad la unión esponsal con Cristo… el monaquismo puede constituir para todas las formas de vida religiosa y consagración una memoria de lo que es esencial y tiene la primacía en toda vida bautismal: buscar Cristo y no anteponer nada a su amor." Lo ha subrayado el Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia concedida el 20 de noviembre, a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica.
El Papa ha recordado en su discurso que la Congregación celebra sus 100 años de vida y actividad, y para recordar este aniversario, el 22 de noviembre se realizará un Congreso que lleva pro título "Cien años al servicio de la vida consagrada". "Los consagrados - ha afirmado el Pontífice - constituyen una selecta porción del Pueblo de Dios: sostener y custodiar su fidelidad a la divina llamada, queridos hermanos y hermanas, es la principal misión que desarrolláis según las diversas modalidades ya aprobadas gracias a la experiencia acumulada en estos cien años de actividad".
La asamblea Plenaria ha centrado este año su atención sobre el tema del monaquismo, y a este propósito el Papa ha recordado de nuevo su Discurso al mundo de la cultura, pronunciado en París el 12 de septiembre del 2008, en el cual evidenció "la ejemplaridad de la vida monástica en la historia, subrayando como su objetivo es sencillo y al mismo tiempo esencial: 'quaerere Deum', buscar a Dios y buscarlo por medio de Jesucristo que lo ha revelado, buscarlo fijando la mirada sobre las realidades invisibles que son eternas, en la espera de la manifestación gloriosa del Salvador."
"El camino indicado por Dios en esta búsqueda y hacia este amor es su misma Palabra - ha continuado el Papa -, que se ofrece con abundancia a la reflexión de los hombres en los libros de las Sagradas Escrituras. Deseo de Dios y amor a su Palabra se nutren pues de forma recíproca y generan en la vida monástica la exigencia insuprimible del 'opus Dei', del 'studium orationis' y de la 'lectio divino', que es escucha de la Palabra de Dios, acompañada por las grandes voces de la tradición de los Padres y los Santos, y luego oración orientada y sustentada por esta Palabra. La reciente Asamblea general del Sínodo de los Obispos… ha invitado especialmente a las comunidades religiosas y todos los hombres y mujeres consagradas a hacer de la Palabra de Dios su alimento cotidiano”.
Al término de su discurso, Benedicto XVI ha indicado el testimonio que la Iglesia espera del monaquismo en este nuestro tiempo: "quien entra en un monasterio busca un oasis espiritual dónde aprender a vivir como verdaderos discípulos de Jesús en serena y perseverante comunión fraterna, acogiendo incluso eventuales huéspedes como el propio Cristo". Invocando la intercesión de Maria, la Madre del Dios, para que las comunidades de vida consagrada y especialmente las monásticas sean fieles a su vocación y misión, el Papa ha deseado que los monasterios puedan ser "cada vez más oasis de vida ascética, dónde se advierte el atractivo de la unión esponsal con Cristo y dónde la elección del Absoluto que es Dios se ve envuelto en un constante clima de silencio y contemplación". (S.L) (Agencia Fides 21/11/2008)


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